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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Fybeca 1930

03 de mayo de 2018 - 00:00

Es una de las marcas de farmacias más importantes del Ecuador y de acuerdo a la revista EKOS, es: “Evolutiva, valiente y cercana; eso es FYBECA, marca reconocida por su dinamismo y la creación de soluciones novedosas que benefician a su clientela”. Por más de cuarenta años han sido mis apreciados clientes y de hecho unos muy respetados competidores.

Pero no intento hacer una apología de Farmacias y Boticas Ecuatorianas C.A. pero si resaltar la memoria de su fundador Galo Villamar Villafuerte, a quien tuve el honor de conocer hace muchísimos años; un visionario emprendedor, un tenaz empresario, pero sobre todo un ejemplar hombre de bien, que supo construir no solamente un sólido negocio, sino principalmente una muy unida familia.

En 1930 los esposos Villamar Villafuerte fundan la Botica Quito junto al Arco de la Reina en la zona más colonial de la capital y en 1948 su joven hijo, Galo, se hace cargo del negocio y rápidamente abre una sucursal a la entrada del parque de El Ejido al norte de Quito y cambia la denominación de botica por el de farmacias; adquiere la tradicional Botica Pichincha y da inicio a lo que posteriormente sería la conformación de una cadena de farmacias, en una época en la cual ni siquiera conocíamos ese sistema de comercialización.

En 2010 se crea Corporación Grupo Fybeca S.A. (Corporación GPF) cuyos valores: Ética, Integridad y Confianza, Orientación al Cliente, Orientación a la Acción, Trabajo en Equipo, reflejan muy claramente cuáles han sido las profundas creencias de moral de Don Galo, un trabajador tenaz como quisiera que hubieran muchos más en nuestra sociedad. Estoy seguro que siendo un empresario puramente ecuatoriano, propugnó siempre por que el interés privado se revierta en bienestar público.

Don Galo dejó actuar a las ideas y la innovación privada de tal manera que su efecto impulse a toda la sociedad, para generar riqueza, puestos de trabajo y acceso a un mayor número de bienes y servicios. El crecimiento de su empresa ha sido una contribución única a la industria farmacéutica y de venta al detalle en el país; ha proporcionado destrezas nuevas y no hay duda de que Don Galo siguió un proceso emocional honesto y leal, para que su negocio fluya y llegue a su verdadero potencial. Paz en su tumba.

Es una de las marcas de farmacias más importantes de Ecuador y, de acuerdo a la revista EKOS, es: “Evolutiva, valiente y cercana; eso es Fybeca, marca reconocida por su dinamismo y la creación de soluciones novedosas que benefician a su clientela”. 

Por más de cuarenta años han sido mis apreciados clientes y de hecho unos muy respetados competidores. Pero no intento hacer una apología de Farmacias y Boticas Ecuatorianas C.A., pero sí resaltar la memoria de su fundador, Galo Villamar Villafuerte, a quien tuve el honor de conocer hace muchísimos años; un visionario emprendedor, un incansable empresario, pero sobre todo un ejemplar hombre de bien, que supo construir no solamente un sólido negocio, sino principalmente una muy unida familia.

En 1930 los esposos Villamar Villafuerte fundan la Botica Quito junto al Arco de la Reina en la zona más colonial de la capital y en 1948 su joven hijo, Galo, se hace cargo del negocio y rápidamente abre una sucursal a la entrada del parque de El Ejido al norte de Quito y cambia la denominación de botica por el de farmacias; adquiere la tradicional Botica Pichincha y da inicio a lo que posteriormente sería la conformación de una cadena de farmacias, en una época en la cual ni siquiera conocíamos ese sistema de comercialización.

En 2010 se crea Corporación Grupo Fybeca S.A. (Corporación GPF), cuyos valores: ética, integridad y confianza, orientación al cliente, orientación a la acción, trabajo en equipo, reflejan muy claramente cuáles han sido las profundas creencias de moral de don Galo, un trabajador tenaz, como quisiera que hubieran muchos más en nuestra sociedad. Estoy seguro de que, siendo un empresario puramente ecuatoriano, propugnó siempre porque el interés privado se revierta en bienestar público.

Don Galo dejó actuar a las ideas y la innovación privada de tal manera que su efecto impulsara a toda la sociedad, para generar riqueza, puestos de trabajo y acceso a un mayor número de bienes y servicios. El crecimiento de su empresa ha sido una contribución única a la industria farmacéutica y de venta al detalle  en el país; ha proporcionado destrezas nuevas y no hay duda de que don Galo siguió un proceso emocional honesto y leal, para que su negocio fluya y llegue a su verdadero potencial. Paz en su tumba. (O)

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