Como señalé, en un artículo de agosto, la tasa de crecimiento para 2015 y de otras variables van a ser menores a las pronosticadas. En efecto, el BCE rebajó, por segunda vez, su estimación de crecimiento a 0,4% para este año, antes proyectó 1,9%. Hace dos meses, el factor político era predominante y afectaba a la actividad económica. Ahora, la declinación del precio del petróleo y la apreciación del dólar ya no son temporales, sino permanentes y, con los incendios, erupciones volcánicas y el pronosticado evento de El Niño, posiblemente el crecimiento sea cercano a cero.
En el I trimestre, medido de forma interanual, el crecimiento fue de 3% mientras que en el segundo solo llegó a 1%; pero lo preocupante es que, en relación al período anterior, en el I trimestre decreció 0,5 y en el IIT repitió la tendencia con -0,3. Se suman el déficit fiscal de alrededor del 5% del PIB y el déficit comercial, a julio, bordeó los 1.400 millones. De ahí que, por la devaluación de monedas de Perú y Colombia, se hayan aplicado las salvaguardias en sus fronteras. En el período enero-julio/2015 las exportaciones petroleras cayeron 27% y la tasa de crecimiento de las exportaciones tradicionales solo fue de 1,7%, con caídas en café, camarón, atún, pescado y productos no tradicionales. Pero además las remesas disminuyeron en 3,7% en el I semestre de este año en relación al mismo período de 2014.
La tasa de variación interanual respecto a II T 2014 y I T 2015 fueron: en el comercio (0,24, 0,01), agricultura (0,11, 0,01) y construcción (-0,11, -0,05). Con relación al I T 2015 el crecimiento es bajo en los dos primeros y negativo en la construcción, que son generadores de ocupación por lo que es de esperar que aumente el empleo inadecuado (sector informal y subempleo). No se puede acceder a cifras sobre captación de depósitos y colocación de créditos, pero dada la tendencia a que la tasa de variación de la primera tiende a caer, lo mismo pasaría con el financiamiento a empresas, con restricciones de crédito y precaución de los bancos que hacen un análisis más riguroso en la concesión de créditos, lo cual debilita aún más el crecimiento.
Los shocks externos han provocado estas tendencias que se agravarían con los eventos naturales. Así, hacia fin de año se presumen escenarios complicados y con efectos regionales diferenciados. Con El Niño, a partir de noviembre de 2015, tendríamos fuertes lluvias que destruirán cultivos e infraestructura física (viviendas, carreteras, puentes, etc.) en zonas rurales de la Costa, reduciéndose la oferta agrícola de consumo interno y externo impactando sobre la inflación y exportaciones.
A eso se suma la migración de los agricultores hacia la Costa (Guayaquil) aumentando el desempleo y el sector informal. Con El Niño, la continuación de la caída del crudo y debilidad de la economía mundial los tiempos difíciles seguirán en 2016. La crisis económica afectará sobre todo a la Costa. Debe priorizarse gastos (dragado, emergencia, salud, reconstrucción), apoyo a la inversión y aplicar más austeridad. (O)
