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El Telégrafo
Alfredo Vera

Francisco y su homilía contra el odio

26 de mayo de 2015

No se necesita ser católico ni creyente para entender y asimilar que el liderazgo del papa Francisco desborda su rol evangélico y de jefe de la Iglesia que concentra la fidelidad de la mayoría creyente del Occidente de la humanidad, para convertirse en un mensajero del entendimiento a través del diálogo, vinculándolo más al amor que al odio; más a la conciliación que a la violencia; más a la justicia que a la imposición.

Coincidió que yo escribiera un artículo titulado: ‘Si Francisco quisiera’, a propósito de la violencia desatada en Caracas con la intención de tumbar al Gobierno legítimo de Maduro, cuando la oposición, que cuenta con financiamiento foráneo, desató las llamadas ‘guarimbas’ y murieron 42 personas de lado y lado.

No creo que el papa Francisco haya leído mi clamorosa sugerencia, pero coincidió que él promocionó un diálogo con la presencia de un emisario episcopal que logró el milagroso acierto de sentarlos en una mesa de diálogo y, cuando menos, se calmó la mortal violencia.

Ahora que el papa Francisco escogió a Ecuador como primer país a visitar en Suramérica, participando con un amplio programa en Quito y Guayaquil, sería bueno, respetuoso y ejemplar que, con la debida anticipación, los propugnadores de matizar con odio sus posiciones políticas y agresivas se abstengan de generar reyertas y hacer públicos sus desbordes únicamente con aplicar la enseñanza bíblica de que “Solo la verdad os hará libres”: libres de amargura y frustración, libres de la mentira, la calumnia y la difamación, que algunos opositores que han abusado de ellas han tenido que pagar sus culpas hasta con la cárcel.

Un combatiente político no puede ni debe utilizar la mentira, peor la calumnia, como armas para atacar y desprestigiar a sus adversarios.

La Iglesia católica le atribuye a Jesús haber proclamado esta demanda en su peregrinaje: con mayor razón que Francisco, que lo representa sobre la Tierra, enarbole esta   prédica en que algunitos desconocen u olvidan sus homilías para sembrar en la humanidad el respeto a esta sustantiva lección que aquí se viola con suma facilidad, por parte de los que se dicen cristianos.

Está tan crispada y desatada la violencia verbal aquí, que algunitos quisieran llevarla a la violencia física, con la pretensión de pescar a río revuelto, como ha sido costumbre de los que manejan algunos poderes para la manipulación.

Los que ejercen el derecho a oponerse, a protestar, a resistir, a organizarse, a proclamar sus cuestionamientos, a utilizar todas las armas civilizadas para manifestarse, si quieren ser leales y respetuosos con el discurso y la presencia aquí del papa Francisco y que se proclaman cristianos, católicos o creyentes, no pueden desoír, desconocer o desobedecer el mensaje bíblico que él con frecuencia repite de que “Solo la verdad os hará libres…”.
Hay tiempo para reflexionar sobre esto y poder cambiar. (O)

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