En el carnaval pasado, muy temprano, estuve caminando en la playa de Mar Bravo (Salinas), frente a la inmensidad del océano y, en la tarde, pude observar la hermosa caída del Sol, en un sitio cercano a la vía al aeropuerto, y al regresar por dicha carretera, ver los blanquecinos pozos de sal. Había muchos turistas nacionales mirando ese grandioso espectáculo, que se está convirtiendo en una tradición.
En la mañana del sábado de carnaval estuve en dicha playa, en la zona que va desde la carretera con destino a Ancón hasta el hotel de Mar Bravo, la cual estaba repleta de turistas y de vehículos. Esto sucede, frecuentemente, en los feriados. Otra gran cantidad de turistas se trasladó a las playas abarrotando los balnearios de la provincia de Guayas (Playas) y Santa Elena. Salinas estaba repleta de gente, incluso con turistas que buscaban dormir en la playa, por lo que, buscando otros balnearios, muchos tomaron la Ruta del Spondylus ocasionando que la carretera hacia San Pablo se congestionara por el tráfico, que las playas y restaurantes en esa vía se llenaran y que los balnearios como Ayangue, Montanita, Olón, etc., se aglomeraran de turistas.
Las cifras del Ministerio de Turismo señalan que en el feriado de carnaval se movilizaron 1,3 millones de turistas hacia diferentes destinos en el país. Las provincias de Esmeraldas, Manabí y Santa Elena recibieron el 41% de los visitantes. Algo similar pasó en Semana Santa.
Los feriados incentivan el turismo que dinamiza a hoteles, restaurantes, discotecas, bares, artesanías, etc., que a su vez redistribuyen el ingreso, pues muchos de estos establecimientos son artesanales, microempresas o pequeños negocios. Sin embargo, el feriado mostró que los balnearios no están preparados para recibir miles de turistas.
La carencia de infraestructura y de ciertos servicios básicos, como baños cerca de la playa, salvavidas, instalaciones para ducharse después de un baño en el mar, internet, telefonía, servicios médicos de calidad, seguridad para el turista, atención de situaciones de emergencia, etc. Además, la falta de capacidad de hospedaje y de alimentación ocasiona molestias a los visitantes. Como ejemplo, mencionamos algunos datos.
En el caso de la provincia de Santa Elena, el porcentaje de cobertura de telefonía fija es 31,6%, servicios higiénicos 30,7%, internet 7,3%, computación 13,5%, etc.
En cuanto a Salinas, si bien se inauguró el aeropuerto, que facilita el turismo, sin embargo, no hay suficientes hoteles, además de los problemas de recolección de basura, calles sin asfaltar, demora en la colocación del servicio de agua, etc.
Todos estos servicios son necesarios para una buena acogida a los turistas nacionales. La campaña oficial de turismo promueve que el país es una potencia turística. Tenemos naturaleza, biodiversidad, paisajes hermosos, estupenda gastronomía, diversos climas, sitios de esparcimiento, ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad, etc., pero algunos lugares no están en capacidad de atender bien a los turistas nacionales y extranjeros. Insisto: es necesaria la cooperación entre sector privado y público para suplir estas deficiencias y atender con excelencia al turista.