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El Telégrafo

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Esteban Ávila

Felipe ya es pasado

13 de marzo de 2022

El tema del regreso de Felipe Caicedo a la Selección es una suerte de ola que viene y va. Estamos en la etapa en que esa ola moja a todos y transforma la noticia en un debate de proporciones que, sinceramente, no creo inútil.

Es que este debate nos recuerda que hay un jugador que impuso sus muy humanos y respetables intereses para, un día, decir "no más" y renunciar a una Selección que, seamos justos, no era precisamente un lecho de rosas. Caicedo, hay que entenderlo, es un jugador con un proceso formativo muy peculiar: nunca jugó en el país, sus vínculos deportivos son con la Selección y nada más. Felipe es más europeo que ecuatoriano. Así ha sido su vida.

¿Tiene derecho a cambiar de opinión? Todos lo hacemos diariamente. El caso es que su ausencia se ha manejado entre las sombras, con misterio. Rumores de técnicos y dirigentes que hablan con él, trascendidos periodísticos que hablan de la voluntad del jugador de entablar diálogo. Eso sí, nunca certezas.

Lo cierto es que Felipe Caicedo no es un jugador, hoy por hoy, con la continuidad y el nivel necesario para jugar en la Selección. Está en el Inter, pero sin un papel protagónico. No hay, al menos, una titularidad que lo haga tan necesario.

Ojo que no existe dicotomía. Que Felipe no sea hoy un jugador importante no quiere decir que antes no lo haya sido, tanto en sus clubes como en la Selección. Su trayectoria está ahí, intocable y respetable, sustentada en números.

Pedir a Felipe es injusto e incompatible con el proceso actual, cuyo mensaje es de renovación y lanzamiento definitivo de jugadores llamados a ser primer plano durante dos y tres eliminatorias más. Su presencia es incompatible con ese mensaje y no cabe forzar nada.

Felipe Caicedo es parte de un pasado que nos dejó. Bueno o malo, es su valoración. Pero pasado al fin.

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