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En casi la totalidad de los países, pueblos y comunidades del mundo no se cumplen los principios propuestos por el Plan Langevin Wallon, que constituye un derecho fundamental a la educación hasta el límite de las aptitudes y talentos en que toda persona, sin excepción, debe desarrollarse con la adecuada educación y capacitación. La educación es un derecho de fundamental importancia para la realización plena de todo ser humano, su felicidad y el buen vivir.
El Art. 196 del Reglamento General de la Ley de Educación Intercultural dice: “Requisitos para la promoción. La calificación mínima requerida para la aprobación, en cualquier establecimiento del país, es de siete sobre diez (7-10).
En los subniveles de Básica Elemental y Básica Media, para la promoción al siguiente grado, se requiere una calificación promedio de siete sobre diez (7/10) en cada una de las siguientes asignaturas: Matemática, Lengua y Literatura, Ciencias Naturales y Estudios Sociales, y lograr un promedio general de todas las asignaturas de siete sobre diez (7/10).
En el subnivel de Básica Superior y el nivel de Bachillerato, para la promoción del siguiente grado o curso, se requiere una calificación promedio de siete sobre diez (7/10) en cada una de las asignaturas del currículo nacional…”.
La más grave situación que puede tener un ser humano en la actualidad es ser un analfabeto y tener pocos conocimientos comparados con otros miembros de la comunidad donde vive. Otra situación grave es sufrir la concepción de promoción escolar muy extendida que aplicamos, la cual arrastra prejuicios excluyentes e ineficientes, cuyas consecuencias las padecen muchas personas en el planeta. Seres humanos que hacen uso del derecho a la educación tan solo parcialmente, hasta cuando por no aprobar una o varias asignaturas, por cualquier causa, se los obliga a perder el año lectivo en todas las asignaturas, sin tomar en cuenta las asignaturas en las que sí tienen aptitudes más desarrolladas y alcanzaron los aprendizajes exigidos.
En definitiva, por culpa de rendimientos insatisfactorios en unas asignaturas, se desconocen las asignaturas que se aprobaron y se obliga a volverlas a aprobar.
No se respeta el principio humano y educativo de las diferencias individuales, que considera que somos únicos e irrepetibles y, por tanto, no debe exigirse la calificación mínima en determinadas asignaturas. Las aptitudes y las asignaturas son requisitos en ciertos estudios y trabajos y no en todos. Con ese argumento impedimos que se utilice la asignatura y la aptitud donde se obtuvieron rendimientos superiores. Se impide la aplicación de la revolucionaria teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que da máxima importancia a la inteligencia, aptitud o talento que tengamos más desarrollado y que debemos educarlo lo más posible, en vez de obligar a las personas hasta el límite de su aptitud menor, haciéndoles sentir frustraciones, marginalidad educativa y social.