Más de un año tiene la discusión de las enmiendas constitucionales. En junio de 2014 se presentaron en la Corte Constitucional (CC), que las aprobó en octubre y el informe del primer debate estuvo en noviembre de 2014, y el segundo en este mes. La Asamblea socializó las mismas.
Las enmiendas fueron la estrategia que lanzó el régimen como respuesta a la pérdida de las elecciones seccionales de febrero de 2014, en las que AP fue desplazada de las alcaldías, en las principales ciudades del país, captando la derecha más poder local y regional. Con estos resultados, esta tendencia aumentó su potencial electoral y avizoró la posibilidad de alcanzar la Presidencia en 2017. Por eso lanzó su estrategia basada en el rechazo a las enmiendas y movilizaciones en las calles.
Con este objetivo para 2017, la negativa a las enmiendas fue principalmente por la reelección presidencial. La derecha, alegando que en una democracia la alternancia en el poder es componente básico de la misma, planteó la realización de una consulta popular, pero la aprobación de las enmiendas por la CC dio al traste con la aspiración de la oposición.
Dado este hecho, la derecha utilizó las calles para protestar y seguir impulsando su propuesta. Ciertos movimientos sociales y organizaciones políticas indígenas realizaron manifestaciones, como en la semana pasada, para protestar contra las enmiendas y pedir la consulta popular, mostrando su interés político. Estos movimientos, grupos de indígenas y la derecha, coinciden en este tema. La efervescencia política en la calles creció -además- por los errores del Gobierno y proyectos de Ley de Herencia y de Plusvalía.
La propuesta del Presidente de que la reelección corra desde 2021 deja sin piso los planteamientos, tanto de la derecha como de los movimientos sociales. Pero el tema de fondo es: ¿por qué dicha propuesta? Hay varias hipótesis. Una. Que dado el desgaste político y errores del régimen se haya deteriorado la imagen del líder, de estilo confrontativo, y que, dada la afectación de la población por crisis económica y fenómeno El Niño, perdería adeptos (más en la clase media), lanzaría un candidato con alto nivel de aceptación y con estilo ecuánime y equilibrado, que posibilite un acuerdo nacional para enfrentar la crisis.
Dos. Un escenario en que, dada la calidad de la gestión del Municipio de la capital, el alejamiento de la tendencia del alcalde ‘morlaco’ y los distintos intereses particulares en la derecha, no se prevé su unidad, PAIS propondría otro candidato que asegure la continuidad del modelo de la Revolución Ciudadana, sea fiel y cumpla con los objetivos trazados. CREO ya puso su candidato, los movimientos sociales y PK ya tienen el suyo y el resto de la derecha discute quién será. Por eso, el Prefecto de Azuay advierte que, si no hay unidad, el Gobierno ganará las elecciones. Con la reelección en 2017, el Gobierno apunta a ganar la Asamblea, a fin de tener mayoría, por eso deberá elegir bien a sus candidatos. El dilema de PAIS es: ¿cuál de los dos candidatos escoge? (O)
