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En la España actual y en materia política se han dado aquellas paradojas, propias de los sistemas parlamentarios, cuando enardecidos por resultados inesperados se acude, y se resaltan aquellas excusas de adolescente, las de la primera vez. Así fue elegido presidente de las Cortes por primera vez un militante de un facción que no ganó las elecciones del 20 de diciembre pasado, accediendo a esa dignidad el socialista Paxi López. Y también, como hecho fundamental, por inicial ocasión, la corona le entregó a Pedro Sánchez, líder del PSOE, que llegó segundo en los comicios, la disyuntiva de intentar formar gobierno, ante la negativa sostenida del conservador presidente del gobierno en funciones, Rajoy, al no contar este con los votos que le permitieran alcanzar la investidura.
La acción política presente en la península después de las últimas votaciones, donde aparecieron nuevas fuerzas que han roto el bipartidismo surgido de los acuerdos de la Moncloa de 1978, dan señales inequívocas de que la debacle económica, que la afecta, tiene reacción popular correcta.
La Constitución actual, leitmotiv del régimen, acordada del patrón de la Europa del estado de bienestar y el anticomunismo, no pudo, ni puede resolver los gravísimos problemas que la asolan, que va más allá de las crisis financieras, la corrupción de los partidos -aquellos del pacto del 78-.
Así la realidad de cinco millones de parados sin perspectiva de futuro, los anhelos independentistas de las regiones, la primera Cataluña, pero no la única, generan el clima para que se modifique su orden constitucional, e instaurar otro sistema que la libere del cepo de mercado y la corrupción.
Los trances que menciono han instalado en un callejón sin salida al establishment ibérico, la visible incertidumbre de nuevas elecciones, y generaron el clima de temor en el socialismo español, que acordó con la derecha “fresca” un acuerdo de investidura. Teatralizando una estrategia falaz inició diálogos con fuerzas del cambio lideradas por Podemos y su joven dirigente Pablo Iglesias. Lamentablemente fracasadas, pues el PSOE buscaba alianzas con grupos de una reencauchada reacción y rompió esas expectativas, pactando con la nueva cara ultramontana “Ciudadanos”.
Empero no se libraron del idus de derrota. Los resultados en los comicios en el Congreso de los diputados sepultaron el acuerdo. Y de nuevo, un hecho inaugural, el candidato al cargo de presidente del gobierno fue aplastado. La carrera electoral, del PP y el PSOE están en severo riesgo de tener una derrota catastrófica en un nuevo escenario comicial. Las gentes cansadas de diarios escándalos por la corruptela de líderes derechistas castigarán en su momento todas estas vilezas. El acto ceremonial y legal de organizar gobierno se realizó la semana anterior con los resultados que relievamos, que no se compadecen con las urgencias del conglomerado español más vulnerable que requiere de medidas urgentes para aliviar de algún modo su angustiosa y deplorable situación Y es que la aritmética parlamentaria, permitía reunir una mayoría progresista. Bien, se pudo optar por un régimen de izquierdas, encabezado por el PSOE como sucedió en Portugal recientemente. Sin duda hubiera sido un duro golpe a las oligarquías nacionales e internacionales. En fin que en el “baturrillo”, de esta especie de zarzuela política hay una sola aparente salida, la convocatoria a elecciones a realizarse el 20 de junio próximo, para que el gran pueblo español decida su destino. (O)