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El Telégrafo
Lucrecia Maldonado

Entre mujeres

16 de septiembre de 2015

Miro en un periódico local las diversas reacciones de mujeres ante los comentarios de Antonio Ricaurte respecto del famoso episodio de la ‘ofrecida’. A mí ya no me invitan, tal vez porque una vez me quejé de la desigual distribución del espacio, o porque no sigo la tendencia política de ese periódico, entonces posiblemente estén respetando mi libertad de expresión.

Hay una cosa que llama la atención. La historia de la ‘ofrecida’, uno de los más cómicos y bochornosos capítulos de la vida política de este país, fue protagonizada por dos personajes de partidos de oposición al Gobierno, a saber SUMA y VIVE. Sin embargo, la caricaturista que ilustra los textos con una ‘cuca’, retrocede a hurgar entre los deslices sexistas de Alianza PAIS. Sabemos que tendrá cientos de miles de argumentos para responder a esta observación, y que todos serán muy feministas y muy incluyentes y muy críticos. Pero sabemos, también, que en el fondo solamente existe y funciona uno: la ocasión calva para ‘rememorar’ deslices del Gobierno a partir de un hecho protagonizado por opositores al mismo.

Eso, por un lado.

Por otro, aunque en un principio lo que provocaba era ignorar ese vulgar asunto de cama hasta las últimas consecuencias, tal vez sí merezca uno que otro comentario a partir de lo que se ve en el video de marras:

Lo primero, la lectura. Obviamente, el ‘lector’ está obligado. Ni siquiera entiende bien lo que dice y es obvio que se está acabando de enterar de lo que está diciendo. Todo su lenguaje corporal es de extrema vergüenza y no sería demasiado atrevido decir que en alguna parte del recinto en donde se hizo la grabación hay una pistola apuntando hacia él.

Es obvio, por otro lado, que más allá del machismo recalcitrante de la situación, el video y todo, la autora del difícil texto y de la misma situación es otra mujer. Triste, muy triste cosa es un mundo en donde las peores enemigas de unas mujeres son otras mujeres. ‘Ofrecida’ es una palabra que recuerda al franquismo, esa época en donde se editó un escalofriante manual para enseñar a la esposa española que la esclavitud es aceptable si el amo es el esposo de una. ‘Ofrecida’ es el reclamo de una mujer ‘decente’, la venganza de alguien que no soporta que otra lo haya hecho mejor que ella, y que está tan cargada de resentimiento que ni siquiera le importa hacer el ridículo de lo que va del siglo, aunque sea desde la sombra, mientras aquella que recibe el adjetivo se levanta impoluta y orgullosa con sus atributos de mujer completa. (O)

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