Es común que las redes sociales por su propia naturaleza sean el escenario para las opiniones, puntos de vista y en menor medida para discusiones y debates con más contenido. Por ejemplo, el caso de la Enmienda Constitucional que el jueves pasado se aprobó, pasó por todo tipo de pronunciamientos, muchos cargados de adjetivaciones y apresurados por emitir juicios de valor.
Recordemos que lo aprobado estuvo en discusión por un año. No solo por lo que la Comisión Temporal hizo a lo largo del país sino por la difusión del Informe por todos los medios posibles. Pero, como a veces resulta en la política ecuatoriana, ya no importaba el contenido sino el posicionamiento moral más que ético frente a ese contenido. Incluso después de ser aprobada la enmienda, los actores políticos mediáticos que se han opuesto, buscaron “informar” sobre lo aprobado con un reduccionismo que terminó cortando el sentido de lo aprobado. No hubo un link que direccione al documento aprobado para que el público pueda leerlo.
En las redes sociales los comentarios pasaron por todo el dramatismo producto de la desinformación o la comodidad por no interesarse en leer y analizar algo sino rápidamente caer en la volatilidad, en la inflación mediática, en la especulación y el tremendismo. Y no solo por quienes se oponen radicalmente al gobierno, sino por quienes se ponen a la moda de lo que hora tras hora se dice en esa redes o peor aún de quienes un día antes desde el “pensamiento crítico” se pronuncian de tal manera que casi no se entiende nada o lo que sí se entiende es que para no quedarse por fuera de la ola de los posteos se vieron urgidos en decir algo “duro” con palabras y frases del lenguaje “difícil”, poco común entre los comunes. Lo peor de todo es el fondo ideológico que se ha querido posicionar: que las constituciones están escritas en piedra. Que son intocables. Que la Constitución de Estados Unidos es ejemplar porque ha habido una y ya. Vale leer lo siguiente: http://www.archives.gov/espanol/constitucion.html . Ahí se podrá entender lo que ellos han hecho.
Las enmiendas son necesarias y deseables para mejorar las constituciones para que estén a tono con lo que los pueblos exigen, y no permitir que las mismas, las constituciones, mueran o se conviertan en zombis constitucionales. Que las enmiendas son legítimas cuando son hechas por quienes han sido electos por el pueblo. Que esa legitimidad se deriva del poder constituyente… Que si son necesarias más enmiendas que se las haga. No debe existir temor alguno porque su procedimiento está contemplado en la misma Constitución. Otra cosa es que algunos quieran defender una Constitución que nunca quisieron y peor aún con poca vergüenza decir que de ganar las elecciones llamarán a una Asamblea Constituyente para hacer otra. Y son ellos los que se dicen demócratas incluso de “izquierda”.
Ahora veremos si se cumplen los malos designios que han venido gritando a viva voz. Otros dicen que el problema no es el contenido sino el procedimiento; aquellos de consultar todo pero no mover un dedo para hacerlo. Veamos si son así para todo. Bueno al final el Facebook y el Twitter lo aguantan todo… (O)