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El Telégrafo

Emelec y el espíritu de Capwell

22 de septiembre de 2011

Como el país se ha vuelto monotemático, para salir de la rutina quiero compartir con ustedes una gran pasión que llevo desde pequeño.

Me enamoré de Emelec por las historias que contaban mi abuelo y mi padre sobre el mítico George Capwell, su fundador, quien se convirtió en alma y leyenda de este club. De las anécdotas de este personaje que dio vida a la historia más rica que club deportivo haya tenido en el país, hay una que considero fue la génesis de esta pasión llamada Emelec.

Para ingresar al club, el “Gringo” Capwell dispuso que, luego de llenar la respectiva solicitud, era necesario cumplir el requisito especial de fajarse en un ring de boxeo “Tienen que sacarse chocolate de las narices… Para entrar a Emelec deben mostrar hombría, espíritu combativo”, les decía Capwell a los jóvenes que por aquellos años deseaban pertenecer a Emelec. Y este rito se mantuvo por largo tiempo.

El espíritu luchador y ganador de Capwell hizo que Emelec fuera forjando su personalidad y que el “emelecismo” se convirtiera en tradición de un importante sector del Ecuador.

Emelec marcó un liderazgo desde sus inicios. Mientras otros eran solo equipos de fútbol, Capwell impuso la visión de club deportivo multidisciplinario. Fue primer campeón nacional, primer clasificado en Copa Libertadores, primero en traer extranjeros y primero en contar con su propio estadio, verdadera joya arquitectónica que su historia convirtió en templo donde late la pasión por el fútbol. Capwell y Emelec escribieron pasajes importantes de la historia gloriosa del fútbol, donde sus socios estaban dispuestos a “fajarse” por su equipo.

Desde que me retiré de la dirección ejecutiva a fines de 2008, he visto que la línea de juego que Emelec estructuró y consolidó desde entonces hasta la mitad de 2011 se ha perdido, por la necedad de un técnico que ha tenido la virtud de desarmar algo que estaba probado y que le había valido el campeonato en la primera etapa. Llegó el momento de que el presidente del club tome los correctivos para evitar un fracaso en la final.

Con E. Wated, cuatro directivos iniciamos una tarea de salvataje institucional, enfrentados al temor de los que no
querían comunicar. Error, comunicar es involucrar. Percibo que se ha dejado de lado ese fortalecimiento institucional, lo que puede ser caótico cuando Neme se retire o el  evidente apoyo de Correa termine. ¿Volveremos a los magros 80?

Es momento de dejar el facilismo de la crítica y empoderarnos del club con el espíritu de lucha legado por George Capwell.

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