Los abogados de Pichincha estamos a las puertas de una nueva elección y es la primera vez que vivo tan de cerca este proceso, que me ha permitido conocer el sentir de los colegas, sus anhelos y las expectativas de mejorar el sistema de justicia en donde litigamos día a día.
El ejercicio de nuestra profesión nos enseña a valorarla, somos seres humanos que, más allá de recitar la ley, tenemos la tarea de hacer justicia a través del derecho. Pues citando a Ulpiano: “El Derecho consiste en tres reglas o principios básicos: vivir honestamente, no dañar a los demás y dar a cada uno lo suyo”.
Los abogados y abogadas defendemos los derechos de las personas, pero también hemos debido agremiarnos para defender nuestra profesión, aportar al estudio de las ciencias jurídicas y contribuir a la administración de justicia; así, en 1909 se fundó la Academia de Abogados y posteriormente en 1910 el Colegio de Abogados de Quito.
Recordemos que los gremios son entidades asociativas que surgieron en la Edad Media, se organizaron por ramos o actividad económica y llegaron a tener influencia social y política. Su finalidad fue siempre la defensa de los suyos. Así, los artesanos y trabajadores, desde sus organizaciones defendiendo sus intereses, se convirtieron en el precedente de los colegios profesionales y los sindicatos actuales.
Nuestro Colegio, más allá de su historia, debe velar por quienes ejercemos el derecho, nuestras condiciones de vida y de trabajo.
Debemos hacer una institución gremial moderna que potencie habilidades de liderazgo, asesoría y defensa; que haga vigilancia del poder de turno, que observe las normas que el Legislativo promueva y proponga proyectos de ley.
Abanderar la independencia judicial es también una tarea gremial, así como demandar a las instituciones del sistema de Justicia un trabajo eficiente.
El éxito de un colegio profesional está en su actuar colectivo y no individual. Que este 13 de marzo los abogados elijamos cambiar para mejorar. (O)