Ecuador, 02 de Junio de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Melania Mora Witt

ELAP: sus demandas

10 de octubre de 2015

Del encuentro de representantes de partidos y agrupaciones progresistas ELAP, se derivan acciones que deberían cumplirse, especialmente en los casos en los cuales ellos  gobiernan.

El deber primordial es, por supuesto, mantenerse en el poder. Sin ello, no se pasa de las declaraciones líricas opositoras, que no ofrecen perspectivas para los pueblos. Estos, acuciados por sus necesidades, buscarán en forma permanente quién o quiénes puedan dar respuestas válidas a sus requerimientos, que todavía tienen carácter vital en muchos casos. Para atender la educación, salud, vivienda, e impulsar el desarrollo, es preciso conseguir el apoyo popular a través del voto mayoritario y, una vez obtenido, proceder con prontitud y eficacia a la realización de planes realistas, sin perder el horizonte de la utopía.

Mantener el fervor revolucionario en procesos democráticos de largo alcance no es tarea fácil. La columna vertebral no puede ser otra que el pueblo organizado en el partido o agrupación que llegó al poder. Sin ese soporte es casi imposible obtener la movilización alrededor de los objetivos propuestos, y para la indispensable defensa del proyecto, frente a la reacción que los cambios producen en los sectores afectados. Estos son poderosos y manejan múltiples recursos, nativos e internacionales, siendo uno de los principales el control de los medios de comunicación, con los que tratan de perpetuar la ideología de la derecha y confundir al pueblo que, a veces, hace suyas las demandas de sus opresores tradicionales.

No basta, por lo tanto -y no es un descubrimiento de quien escribe-, con hacer bien las cosas. Saber comunicarlas es lo primero y, luego, conseguir que las mayorías se empoderen del programa y lo hagan suyo. Su adhesión implica mantenerse organizados a todos los niveles y transformar en una trinchera la familia, el barrio, el cantón, el sindicato. Ello dependerá en alto grado del acierto en las designaciones de los personeros que en cada instancia representan al proyecto. Sin eufemismos, deben ser los mejores, en el sentido de su rectitud de vida y procedimientos y su convencimiento revolucionario. Porque cada uno representa, para el conglomerado, el rostro de la aspiración común y su buen o mal comportamiento, será el mejor efecto-demostración de la validez del  camino escogido. Es importante que -como señalaba el vicepresidente boliviano- nunca se pierda la cercanía con los sectores populares, pues a menudo sucede que los revolucionarios, convertidos en funcionarios, ponen barreras entre ellos y sus compañeros, por lo que la tarea de contactarlos y proseguir con la militancia se vuelve casi imposible.

Dentro de todos los gobiernos -y es bueno que ello se dé- hay varias tendencias. La realidad inclina la balanza hacia aquellas que responden a las necesidades coyunturales. Pero es fundamental que lo urgente no eclipse lo trascendente, aquello por lo que se luchó originalmente y que obtuvo el apoyo de la mayoría. Mantenerse en el poder solo es deseable y posible si los gobiernos son fieles a los principios que llevaron a su elección. (O)

Contenido externo patrocinado