El trabajo es el eje de la producción y riqueza, que ha impulsado a los pueblos y a toda la humanidad para abrir y construir el camino del progreso. Es inversión de esfuerzo físico e intelectual en una determinada actividad; propiciador de la energía y valor de hombres, mujeres y naciones por salir del vergonzoso estancamiento, en procura de encontrar la vía acertada y rápida para asegurar el bienestar colectivo. En general se define al trabajo como el vigor humano, que involucra a todos, en su aporte decidido por la construcción de un universo de prosperidad, paz, libertad y armonía social.
La Federación de Asociaciones Obreros de Estados Unidos y Canadá en 1884 decretó el 1 de mayo como Fiesta Universal del Trabajo; pero correspondió la consagración de ese hecho histórico al Congreso Internacional Socialista reunido en París en 1889, para conmemorar en el orbe, la justa conquista laboral, la reducción de la jornada laboral de 16 a 8 horas diarias, dejando como afrenta un pasado explotador, la era del cruel tratamiento inhumano y del repugnante esclavismo.
El sacrificio de los Mártires de Chicago, representa en la historia, el inicio de la lucha por el respeto de los derechos de los trabajadores, que en esa época, se conculcaban, en forma impune, simplemente, por el afán desmedido de lucro y enriquecimiento con el trabajo de otros, de los empresarios, que se oponían con brutalidad a los requerimientos y reclamos justos de la clase laboriosa. Esa oprobiosa época se ha ido superando, pero sin logros definitivos, a pesar de la presencia y acción de ilustres dirigentes sindicales que se destacaron a través de sus organizaciones, consiguiendo un trato camuflado de generosidad, en el fondo migajas, de míseros empresarios y de gobiernos derechistas de corte neoliberal. Lamentablemente, los negociantes de la política, seudoizquierdistas y traidores, perturbaron el avance reivindicador de la clase trabajadora, a tal punto de crear desconfianza y confusión en sus propias filas.
Con el advenimiento del régimen socialista siglo XXI y su gran líder, Rafael Correa Delgado, se instauró el proceso de cambios en todos los órdenes de la administración pública, en función de pueblo, considerando la participación de los trabajadores en las decisiones de este gobierno en materia laboral. Hoy nuestro país es calificado como el único de la región donde la afiliación al Seguro Social es obligatoria para todos los trabajadores, con la posibilidad de acceder a una jubilación justa. La nueva legislación favorece a más de un millón de mujeres que laboran más de 70 horas semanales en el cuidado de sus hogares. Se garantiza la estabilidad laboral y se sanciona el despido, e incluso con proyección a terminar los contratos de plazo fijo y convertirlo en indefinido.
Un reducido sector de trabajadores desorientados se deja manipular por la derecha política para hostilizar al régimen del Buen Vivir, que considera a los campesinos, amas de casa, obreros, empleados, maestros e intelectuales , como protagonistas, contribuyentes, en la construcción de un nuevo país.
Todavía falta mucho por hacer, pero es indispensable mantenerse alerta frente a los perturbadores que se oponen a los cambios estructurales y ratificar la promesa de defender la democracia y el veredicto popular. (O)
