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Fredy Lobato

El tiempo del Encuentro

22 de mayo de 2021

Si clasificar una etapa histórica como una “era”, significa que Ecuador termina este 24 de mayo con una y comienza otra etapa. Decir que esa nueva etapa sea una era, cabría si nuestra nación eligió romper con un periodo que se mantiene aún en ciernes por el contrapeso legislativo en dos corrientes antagónicas, ahora juntas: el “social-correísmo”. Es necesario entonces “romper” el pasado reciente y comenzar algo nuevo.

Guillermo Lasso llega a Carondelet ungido por el endoso popular mayoritario, que quiso virar la página y mirar a otro horizonte. ¿No repetir errores? ¿Desintoxicarse? Sería lo saludable. Los psicólogos lo llaman como “contacto cero” con el pasado y con la relación que acaban de dejar.

¡Pero atentos! Como mencioné arriba, el voto popular también respaldó posturas o personajes de antaño ¿implica o se puede pensar que el país aún no se desintoxica del todo?

La legislatura actual puede ser también para Ecuador una oportunidad de cambiar realmente o de quedarnos con los vicios. Hay algo que resaltar en la organización política de Lasso, CREO, que puede ser potenciado políticamente: y es que, al ser derecha, ha mantenido una postura ideológica que no es dogmática o anquilosada; tampoco ha caído en grandes vicios de la partidocracia populista.

Lasso ha empatado bien con posturas de conciliación y encuentro. No crea (esperemos que no) choques con grupos ambientalistas, feministas, indígenas, LGBTI, u otros grupos sociales y económicos (o de presión). Ha aprendido a conjugar un discurso conciliador de no confrontación.

El reto ahora es aprender a lidiar con un contrapeso legislativo sui géneris, que con pocos votos quiere demostrarnos que las viejas prácticas de extorsión luchan por estar vigentes. El mensaje a ellos es que lo fundamental en la política también es reinventarse para sobrevivir. Es imperativo que las organizaciones políticas sean estructuras ideológicas y sociales, no empresas electorales que apuestan al chantaje con asambleístas móviles.

Es su oportunidad de estructurarse como organizaciones ideológicas; contribuir a cambiar también el país y la política.

 

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