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Habría que fijar con mayor precisión los alcances de un clima adverso al Gobierno que convirtió a la semana pasada, entre la combustión por los tarifazos y los tembladerales del dólar, en una de las peores del macrismo.
El tema tarifario queda mucho más cerca del sufrimiento popular que la presunta complejidad de los enjuagues financieros. Esas cifras monumentales de capitales innominados que presionan en el mercado cambiario, de la intervención del Banco Central para frenar la escalada de la verde divisa, de figuras como “carry trade” o de lo que significa medio punto más de interés en la bicicleta de las Lebac, o tres en la tasa de referencia, resultan completamente ajenas a la información y preocupaciones de la inmensa mayoría social. Sin embargo, o precisamente por eso, definen de modo casi inmejorable cuáles son ciertos límites y riesgos del modelo y plan macristas.
“La ruta de las divisas” es el título de la columna publicada el jueves pasado, en PáginaI12, por el colega Raúl Dellatorre. Uno de sus didácticos párrafos explica, por caso, que las Lebac son títulos de deuda en pesos, “cuya tasa de interés resulta atractiva para la entrada de capitalistas extranjeros, que cambiaban sus dólares a pesos para comprar esos papeles a la espera de obtener un rendimiento superior al aumento que pudiera tener el dólar entre el momento de entrada y de salida (el carry trade) (...) Por distintas razones, estos capitales empezaron a salir esta semana (...) Capitales especulativos que, al menos en parte, decidieron migrar antes de perder lo ganado. ¿Qué podría hacer que lo pierdan? Que sube el dólar por arriba de las tasas o que pudiera haber alguna dificultad para cobrar las Lebac (...) ¿Es exagerado comparar la situación con la del 2001, previa a la crisis?”. Difícil decirlo, como apunta Dellatorre, “pero el ritmo de aumento de la deuda, del deterioro de la cuenta corriente, de caída de las reservas y el nivel de inflación actual son muy superiores a los de entonces. Por primera vez desde que asumió, el gobierno de Mauricio Macri enfrenta semejante nivel de desconfianza entre los mismos que lo entronizaron: el establishment financiero, el “mercado”. Algo tendrá que hacer”. Por muy paradójico que sea o semeje, en medio del cúmulo de malas noticias, para el Gobierno lo único que asoma relativa y momentáneamente despejado es el escenario electoral. (O)