Ecuador, 20 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

El rol de la mujer ecuatoriana en 2015

08 de enero de 2015

En todo el mundo, el promedio de participación femenina en altos cargos directivos en las principales empresas privadas es únicamente del 24%; en América Latina y en nuestro país llega al 28%. Si bien la notoriedad política de la mujer ecuatoriana es un hecho cierto, indudablemente creado por el Plan de Desarrollo del Buen Vivir y la Constitución, no está muy clara la influencia que tienen las mujeres dentro de la actividad económica cuando se enfrentan a múltiples y exigentes desafíos que estarán presentes en la gran empresa en una época llena de incertidumbre, entre ellos el manejo del poder.

Para empezar, tendríamos que contestar varias preguntas: ¿Los puestos de alta dirección son trayectorias profesionales deseables para mujeres? ¿Es la sociedad y muy especialmente la cultura empresarial las que frenan su desarrollo profesional o es la propia mujer? ¿O eventualmente existe una valoración distinta respecto a los atributos, tales como el estatus, que inciden en las mujeres para que su relación costo-beneficio les guíe a tomar la decisión de participar?

La actividad empresarial tiene unos ámbitos más permeables que otros a la participación de las mujeres, pero su estilo directivo muchas veces obedece más a su identidad femenina, que de alguna manera se encuentra adaptada a una cultura tradicionalmente masculina. Y casi siempre la desigualdad puede ser atribuible a una conducta menos agresiva por parte de las mujeres en comparación con la de los hombres. Esto ha creado una falta de incentivos equiparables al de los varones. Las empresas, por su lado, tienen una forma incierta de valorar la incidencia que tiene la mujer en su éxito y en el cumplimiento de los objetivos empresariales.

Por lo cual es explicable la actitud poco proactiva, más bien reactiva, para incorporar mujeres en ámbitos de alta dirección. Sin embargo, algunas acciones particulares, como la participación de la mujer en la propiedad o en la conformación de capitales de las empresas, podrían explicar ciertas variantes en el rol que desempeñan en dichas posiciones.

Hay desigualdad en el mercado laboral ecuatoriano, tanto en el privado y aún en el público, en los entornos políticos y judiciales y los cambios no han llegado a atacar las estructuras basales de las inequidades existentes entre mujeres y hombres. Naturalmente se trata de un proceso gradual que da señales inequívocas hacia una mayor autonomía de la mujer. Casi la mitad de las ecuatorianas reconoce ahora que el rumbo de su vida es fruto de sus decisiones personales y no de circunstancias en las cuales no han tenido oportunidad de influenciar.

Soy producto de una madre trabajadora, viuda, profesora, revolucionaria, emprendedora y muy pronto en mi vida aprendí que, en tiempos difíciles, las mujeres toman las mejores y adecuadas decisiones para todos, y ciertamente lo hacen a costa de su vida.

Contenido externo patrocinado