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No se requiere mirar en la ventana de la opinión pública al presuntuoso jurista, a ese sabio en el análisis, a cierto refinado comentarista, a tal encendido académico o a un diestro malabarista político para entender que “la democracia es una forma de gobierno en que la soberanía reside en el pueblo que la ejercita y de los órganos que elige para presentarlo”. Todos los ecuatorianos conocen que el presidente Rafael Correa Delgado nos representa por la voluntad popular, elegido en jornada cívica y libre, y que toda expresión del pueblo en las urnas es concordante con el principio constitucional que transcribe que la soberanía se afianza en ese pueblo, cuya voluntad inapelable es el fundamento de la autoridad y se ejerce mediante los organismos del poder político. Además, selecciona a sus gobernantes y sortea el camino por seguir, para mejorar sus condiciones de vida.
En democracia rige la libertad para expresarse y de acción y se aspira a la igualdad. Bien ha dicho Herodoto: “La democracia lleva el más bello nombre, la igualdad”.
Complementa Octavio Paz: “Sin democracia, la libertad es una quimera”. Sectores políticos y periodísticos de la oposición alteran la significación de democracia, y, para ello, conspiran contra el orden constituido, tergiversan hechos y conceptos, mienten, calumnian e injurian al adversario para crear confusión y en el fondo pretender agredir con perversidad al régimen del Buen Vivir en el período preelectoral.
Es de reconocimiento generalizado que Rafael Correa surgió a la vida política de Ecuador como un auténtico conductor e inauguró una nueva etapa en la agitada república con su vasta obra de reivindicación social y económica, bajo el alero del socialismo siglo XXI. Muy pronto se convirtió en coloso de las nobles causas con su perseverante y firme decisión de construir una nueva patria, afianzar la democracia y mejorar la vida de los desamparados. Los grandes líderes abarcan, sin límite, una era, y se mantienen en la contienda, hasta lograr el cambio histórico.
En su derecho y convencido en la urgencia de continuar sin dificultad el proceso de cambio, el colectivo Rafael Contigo Siempre sigue impulsando el referendo que derogue la transitoria de la enmienda de la Constitución que impide la participación de Correa en la contienda 2017.
El gran conductor ha ratificado, una y otra vez, su decisión se seguir en la lid, con el apoyo popular, hasta borrar el pasado, libre de los acreedores, banqueros y plutocracia internacional. Solo ese pronunciamiento categórico del Mandatario causó pánico en el sector de la oposición al presentir la frustrada esperanza de retornar a la era del atraco, enriquecimiento ilegal y la vida de placer. El gobierno de Alianza PAIS no está en campaña; ahora se concentra en la reconstrucción de las provincias afectadas por el sismo y continuar el proceso de cambio: incremento de las obras sociales; ratificación del trabajo integrado en el plano de seguridad; consolidar el Frente Unido e incorporación de jóvenes sobre la base de lecciones ideológicas. Lo cierto es que el liderazgo de Correa es reconocido internacionalmente por su obra física y su sentimiento humanitario. Los 9 años de arduo trabajo no son suficientes para cambiar el escenario de la patria. Hay mucho por hacer. Alianza PAIS, ya asumió el reto. (O)