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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

El macrismo no tolera la verdad

06 de noviembre de 2015 - 00:00

Macri aprovechó la primera vuelta electoral en Argentina para sumarse a las publicidades convergentes de otros cuatro candidatos, todos contra el Gobierno. Allí habló con libertad diciendo “que es lo que él no va a hacer” (es decir, que él no haría lo mismo que la actual presidenta, expuesto ello de manera irónica y negativa). Pero en la segunda vuelta solo hay dos candidatos; ya no sobran quienes hablen contra el Gobierno, y ahora Macri es blanco de críticas, mientras previamente había logrado ocultar su programa.

La campaña de Macri fue una rara serie de declaraciones amorosas hacia todo el mundo, dada en una clave que evoca a un pastor evangélico, o al sueño idílico de la familia Ingalls. El extraño recurso le sirvió para simular un cariño por los pobres y jubilados que jamás nadie le ha conocido en su vida real, pero sobre todo para ocultar su retorno a los desastrosos programas neoliberales de los años noventa. Es más: su adláter Adolfo Sturzenegger -coautor de medidas que implicaron en 2001 el incremento de la deuda externa argentina en 40.000 millones de dólares- fue filmado hablando en idioma inglés a empresarios estadounidenses, relatándoles cómo el jefe de campaña les indicó que deben mentir en la campaña, simplemente ocultando sus posiciones. Una situación escandalosa, que ha sido cuidadosamente escondida por los medios hegemónicos de la Argentina.

Y ese ocultamiento de su propio programa es lo que los macristas han sostenido denodadamente. Ante ello Scioli, candidato del Frente para la Victoria, ha decidido ahora presentar las declaraciones históricas de Macri y sus colaboradores cercanos. Y recordar lo que hicieron, cuando muchos de ellos fueron funcionarios de los gobiernos -desgobiernos- de Menem y de De la Rúa. Ante esta presentación del programa implícito de Macri, este ha optado por denunciar una supuesta campaña sucia.

¿Ha desmentido el macrismo las declaraciones que realizó antes? Imposible, pues están filmadas. ¿Alguna declaración no es verdadera? No; lo son todas. ¿En qué consiste lo sucio de la campaña? Según ellos, en que se hable mal del adversario; como si en política la crítica del otro no fuera un recurso legítimo y fundamental. Y como si el macrismo nunca lo hubiera hecho, cuando se ha cansado de atacar al Gobierno nacional desde hace años.

Sucia ha sido la campaña de muchos medios aliados del macrismo contra el Gobierno, cuando han mentido abiertamente en sus titulares, o en presentaciones televisivas. Cuando inventaron que el ministro Kicillof ganaba 400.000 pesos mensuales, o cuando propalaron que Máximo Kirchner tenía unas inexistentes cuentas bancarias en Estados Unidos.

El macrismo no tolera la memoria. No acepta la verdad de su propio archivo de actos y declaraciones. El maquillaje infantil con que ha teñido la campaña, confundiéndola con la publicidad de un producto de belleza, está resultando insuficiente para dar cuenta de qué tipo alicaído de país se piensa promover desde allí, si es que sus miembros pudieran llegar al Gobierno. (O)

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