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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

El liderazgo popular no se resigna

05 de junio de 2015

Cristina Fernández de Kirchner afronta una situación decisiva: a finales de año hay elecciones presidenciales, y en el movimiento nacional/popular gobernante (Frente para la Victoria) no existe un candidato que represente cabalmente al proyecto: ni Scioli -que tuvo raigambre liberal- ni Randazzo -que la tuvo en el peronismo tradicional- son representantes plenos, que garanticen la continuidad de las líneas directrices del actual Gobierno. Y en tanto Cristina no puede reelegirse, se está ante una situación que parecería sin salidas.

Pero si algo no tienen los líderes populares, como los Kirchner (parecidos en esto a lo que fue Chávez o lo que es Correa), es actitud de resignación o de derrota. Se ve venir la difícil coyuntura, y la presidenta, al final de su mandato, está más activa que nunca, y tiene un altísimo rango de aceptación y de popularidad, a pesar de la vulgarísima y permanente acción propagandística de corrosión que ejercen los medios de comunicación privados hegemónicos. Acción que alcanza niveles paroxísticos, y que gobiernos de parecido cuño en el subcontinente conocen muy bien, por padecerla en carne propia (Bolivia, Ecuador, Venezuela). La mandataria argentina está lanzando un discurso muy claro: si la presión popular se mantiene, si la movilización masiva se sostiene (hubo más de dos millones de personas en la calle en los festejos del 25 de mayo -hechos durante tres días- que organizó el Gobierno), eso será garantía de que lo logrado no irá para atrás. La presidenta lo repite permanentemente, y la movilización popular lo refrenda en los hechos. Así ha sido cuando la reciente inauguración de los nuevos ferrocarriles en manos del Estado argentino, y también cuando la del monumental Centro Cultural Kirchner, una obra de estupenda arquitectura situada en el centro de la ciudad de Buenos Aires.

Además de lo dicho, queda claro que si bien Cristina Fernández no será nuevamente presidenta desde finales de 2015, ella seguirá activa, como principal referente del movimiento popular nacional. Para muchos es la conductora indiscutible del movimiento, al margen de quién vaya a ser el presidente. Y seguramente si un presidente, ya sea del partido hoy en el Gobierno o de uno actualmente opositor, decidiera aplicar políticas privatistas, ajustadoras y neoliberales -opuestas a lo que ha sido este largo período kirchnerista de mejoras sociales- se encontrará con el liderazgo político de Cristina Fernández en la dirección de la resistencia, y con la actitud de lucha desde el movimiento hoy en el Gobierno, lanzado a la oposición frontal contra aquello que vulnere los intereses del pueblo y los derechos de los más pobres. (O)

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