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Alfredo Vera

El fútbol y la ciudadanía

21 de junio de 2016

Es muy cierto que el deporte del fútbol ha calado muy profundamente en el corazón de los ciudadanos, no solo de Ecuador sino del mundo entero, por eso es que no es extraño que nuestro país se haya conmovido por la participación de la selección en la Copa América. El pueblo se forjó una gran ilusión a la luz de los resultados que obtuvimos en los primeros encuentros de las eliminatorias sudamericanas y que generaban optimismo acerca de las posibilidades de alcanzar un buen resultado en una confrontación de esta naturaleza, contando con jugadores que han logrado sobresalir en el exterior, particularmente en Inglaterra, con la actuación de Antonio Valencia, o en México, con el desempeño de varios jugadores que destacaron dando triunfos y llegando incluso a ser considerados como los mejores futbolistas del año en diversas oportunidades.

Este torneo había generado la expectativa nacional porque hacía muchos años que no teníamos una buena actuación en la Copa América, sin embargo, el desempeño que en esta ocasión mostraban nuestros jugadores que, con suficiente preparación, lograron justificar esa reacción que nos alcanzaba a todos, aun a aquellos que no son habitúes a seguir esta actividad. Pasamos la esquiva primera ronda. Se creó la ilusión de que esta vez no habría razón para perder la opción de clasificarnos a la semifinal o incluso luchar por ser campeones de América, sin embargo, pese a los esfuerzos de los directivos, del entrenador y de los propios jugadores, el resultado fue lamentablemente desfavorable y volvimos a decir como acostumbran los hinchas: ‘Jugamos como nunca, pero perdimos como siempre’. Como es usual, la ciudadanía se lamentó profundamente y no sale de su desaliento porque los resultados fueron negativos a último momento, sin que pueda atribuirse a nadie en particular que esto sucediera y que volviéramos a partir de cero para levantar el ánimo de una colectividad que no consigue un resultado favorable que satisfaga a sus esperanzas. Aunque se dice que el mal de muchos es consuelo de los bobos, resulta que similares consecuencias aquejan a otros países del continente, incluso a aquellos que sí han tenido resultados positivos. El deporte es una herramienta que permite desarrollar la inteligencia y el concepto de avance para ampliar el  horizonte de la juventud y llegar a conquistar el mejoramiento de los niveles de vida para salir del retroceso que ocasiona la falta de espíritu positivo, de generación de empresas, de planes y proyectos, de conquista de metas que garanticen una vida plena, el crecimiento de opciones, el incremento de becas y todo cuanto sea posible para que exista un sistema de equidad y de mejores días para todos los ciudadanos, sin excepción.

Es por eso que una de las metas que deben contemplarse entre aquellos que aspiran a llegar a manejar los destinos de este país es multiplicar la práctica del deporte y otras manifestaciones en las que la juventud esté involucrada para llevar adelante el éxito del país. El deporte no puede desligarse de otras actividades que concurren al desarrollo de una sociedad: sería obtuso que alguien piense de esa manera. Están las otras actividades que conforman la vivencia de las sociedades en las que también se debe pensar con criterio positivo y optimista para involucrar a la población en estos esmeros y en estas metas. El propio pueblo debe exigir que los próximos gobernantes presenten planes realistas y concretos de cómo van a enfrentar el futuro de la sociedad donde el deporte tenga cabida y una visión preferencial para el éxito del país. (O)

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