El convenio constitutivo del FMI establece las obligacionesde los países miembros referentes a la información que tienen que entregarle y otros aspectos. En el artículo IV especifica los requisitos a cumplir sobre los regímenes cambiarios. Con base en esto, el FMI publicó un informe con un diagnóstico de la macroeconomía del país y plantea recomendaciones de política. ¿Acaso el Gobierno consideró lo propuesto por dicho organismo o fueron las condiciones que le obligaron a tomar medidas? Analicemos.
El FMI en resumen dice: “Favorecido por términos de intercambio positivo y alta inversión pública, tuvo, en la década pasada, un crecimiento promedio de 4,5%, con una mejoría de los indicadores sociales. Ecuador tuvo éxitos en la diversificación en la producción de energía y mejoras en la infraestructura y equidad social, pero el superávit fiscal del sector público no financiero se deterioró a un déficit de 3,5% del PIB entre 2012-2014, principalmente por el alto gasto de capital. La pobreza y el coeficiente GINI cayeron, respectivamente, de 38% y 0,54 en 2006 a 22,5% y 0,47 en 2014 mientras el desempleo declinó significativamente. La estabilidad financiera fue preservada, basada en la dolarización. En 2014, el crecimiento se moderó a 3,8% en línea con el desarrollo de la región”.
“Desde el cuarto trimestre de 2014 la economía ha sido golpeada por shocks externos. La declinación de los precios del petróleo redujo significativamente los ingresos petroleros. Además, la competitividad se ha deteriorado por la apreciación real del tipo de cambio (16% a junio/2015). Las autoridades respondieron rápidamente reduciendo gasto público, introduciendo salvaguardias cambiarias y conteniendo al mínimo el crecimiento salarial”.
Este análisis se basa en indicadores macroeconómicos. Es necesario analizar por qué hemos llegado a la situación de crisis y cómo la coyuntura económica ha obligado al Gobierno a tomar medidas y las lecciones que ha aprendido por la fuerza de los acontecimientos.
En el período 2007-2014, el país ha tenido un crecimiento por arriba del de la región. Los factores que explican dicho dinamismo están relacionados con el boom de las materias primas (alto precio de petróleo y de commodities) vinculado con el crecimiento de China, el gasto público -con alto nivel de inversión pública- y uso de los fondos petroleros.
Mientras duró el boom, hubo superávits comercial y fiscal. Con la abundancia de recursos aumentó el tamaño del sector público, se construyó infraestructura física y se priorizó la política social para redistribuir el ingreso a través de subsidios y acceso a servicios públicos reduciéndose la pobreza. En resumen, la bonanza permitió que el gasto público dinamice la economía mientras que el sector privado no fue considerado como el principal motor de la actividad económica.
A pesar del aumento de ingresos públicos, por el alto precio de petróleo, el Gobierno aplicó una reforma tributaria para mayor presión fiscal, que ahora es importante, pues los ingresos tributarios sostienen al Estado. (O)
