Vamos a ver cómo es de duro el impacto que ha tenido una población bondadosa acostumbrada a vivir en armonía con los demás y de repente sentir que hay una situación muy conflictiva. El terremoto asoló y devastó a los sectores más humildes, cuyas edificaciones precarias fueron arrasadas, precisamente por la carencia de recursos para hacerlas de mejor calidad, capaces de resistir la fuerza del siniestro y la desesperanza de no saber cómo seguir adelante si la miseria les impide asumir toda iniciativa. Solo les queda el fervor apasionante de una juventud decidida a poner toda su capacidad de lucha para impulsar a los miembros de su comunidad y conseguir dar un ejemplo para poner en marcha el proceso de recuperación impulsado por el Estado y el sector privado. Ambos responsables de atender a los marginados en una situación como la que vive el país a partir del siniestro que lesionó a todo el sector costero y que requiere de ayuda para recuperar sus herramientas de supervivencia.
El Gobierno ha enviado a la asamblea los instrumentos jurídicos para robustecer la economía de los sectores afectados por la carencia de recursos con miras a que esa fortaleza financiera les permita desarrollar un proceso de recuperación de su capacidad productiva y de la apertura a las fuerzas del turismo, particularmente, y otros generadores de recursos para la producción agropecuaria que tanto beneficio genera para los países en desarrollo.
La oposición, como en cada oportunidad en situaciones similares, ha encontrado los mecanismos para levantar una campaña de descrédito aduciendo falta de legalidad en esos proyectos porque debilitan la producción económica que es en su beneficio, dado que usualmente los sectores marginales casi no reciben ningún provecho de ese grupo acostumbrado a legislar solo en su beneficio, tratando de conseguir más enriquecimiento a partir de la tragedia, cuando las leyes en mención proyectan elevar los niveles de vida y mejorar los ingresos de esos sectores marginales que siempre ponen el mayor de sus esfuerzos a cambio de no recibir recursos para enrumbar la vida de sus comunidades, precisamente aprovechando la instancia de solidaridad que conmueve no solo al interior, sino que también al exterior de sectores de todo el mundo.
En los debates sobre la vigencia, importancia y bondad de esos proyectos tiene que participar como compromiso con su propio desarrollo, la juventud que se educa con gran esfuerzo para llegar a ser parte de las soluciones en bien de los necesitados. Y para eso se requiere de una formación estructurada que permita participar en los debates: la educación, un tema apasionante para el desarrollo de la aplicación de leyes especiales que deben servir para dirigir a la sociedad por un camino de equidad, de justicia y de desarrollo.
Es hora de que la derecha, que se beneficia siempre de los desastres que afligen al país entero, ceda su ambición en pro de la armonía en el crecimiento de la sociedad y dejar que las fuerzas de la producción orienten sus capitales para el desarrollo armónico de los ecuatorianos. (O)
