Mientras recibimos ayuda incondicional desde todos los confines del mundo sin excepción, no cabe duda del crimen que se comete por la insensata agresividad de los adversarios políticos que no deben interferir en las acciones del pueblo para superar los desastres naturales.
Convocamos a las poblaciones ecuatorianas a convertirse en un ejemplo para la humanidad que actualmente padece de similares circunstancias y aspirar a que en el futuro se recuerde la experiencia vivida por un pequeño país llamado Ecuador.
La tan cacareada soberanía de las naciones y los pueblos se destruye por la siniestra intervención de los imperios que son progenitores de los sistemas esclavistas al estilo del Ku Klux Klan que marginaban a los esclavos por considerarlos una raza inferior.
Ya basta de esas tergiversaciones de los destinos de la humanidad empezando por nuestra patria al brindar una muestra de lo que es capaz un pueblo para salir adelante.
Estos procesos de recuperación se obstaculizan por la acción de la politiquería que no es la política, que se sustenta en la maledicencia contra los responsables de conducir las acciones reivindicativas para poner en marcha una gestión mancomunada para el desarrollo armónico de la sociedad.
La juventud que vuelca su esfuerzo en preparar la mejor utilización de su talento debe sentirse estimulada para realizar todos los sacrificios que sean necesarios, a fin de liderar a los seres humanos que habitan esta tierra a seguir ese ejemplo.
Se acostumbra a condenar toda iniciativa por impulsar el desarrollo social sin dar argumentos válidos ni propuestas en sustitución a aquello que está siendo criticado y destruido antes de constatar sus resultados: se ha dicho siempre a quienes se oponen a un proyecto que propongan su visión y su manera de actuar dejando de lado la ciega oposición a todo lo que se proponga sin dejar hacer y sin poder cumplir con los compromisos urgentes y emergentes por los que atraviesan los habitantes de esta patria.
Los miles de becarios que cultivan sus conocimientos y desarrollan sus talentos, deben encontrar campo propicio para materializar las iniciativas a la superación del estado de subdesarrollo que padece la tierra de los ecuatorianos, desperdiciando el sacrificio colectivo por alcanzar una meta que genere el proceso para conquistar el concepto de que la patria es de todos.
Ha llegado la hora de tomar conciencia de que no se debe obstruir el desarrollo de las capacidades humanas por el egoísmo de mentalidades acostumbradas a beneficiarse del sacrificio de los demás. La rivalidad basada en los intereses pecaminosos de enriquecimiento destructivo de la equidad y la armonía social se ponga de manifiesto y triunfe sobre la ilusión colectiva de compartir lo mucho o poco que se tenga, solo por engendrar las ambiciones políticas de dominación a costa de todo y por encima de la racionalidad.
No podemos convertirnos en cómplices de las frustraciones por no señalar con precisión las motivaciones que obstaculizan la armonía entre gobernantes y gobernados, que destruyen las posibilidades de construir una colectividad justa y optimista. (O)
