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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

El círculo vicioso del fracaso y la pobreza (4)

02 de mayo de 2015

La pobreza, la imposibilidad de ahorrar, el fracaso en la solución de problemas, el bajo nivel educativo, la deficiencia tecnológica, los trabajos mal remunerados, la inseguridad, el sobrevivir en precarias condiciones,  una visión estrecha y superficial de la realidad, etc., configuran una red de interacciones perversas, que mutuamente refuerzan el círculo vicioso del mal vivir.

Cada uno de los elementos se convierte en causa y consecuencia  de los otros y, si se examina cualquier elemento, el resto se convierte  en múltiples grilletes para asegurar la dependencia y la pobreza y llegar a ser una persona o país fracasado. Tomemos como ejemplo la educación. La ausencia de educación formal (el analfabetismo), una educación incompleta que no alcanza al final del bachillerato o una mala educación terminará equiparada a una deficiente ciencia y tecnología, a una falta o pocas oportunidades de trabajo, a remuneraciones o salarios bajos, un hogar pobre, a la violencia, a la delincuencia, a las adicciones, elevada fecundidad, mayor número de hijos, peor alimentación, mayores enfermedades, menor autoestima, menores oportunidades de desarrollo, baja calidad de vida, mayor pobreza.

Entre todos los factores, la educación es el más poderoso, tanto en lo destructivo como liberador del círculo vicioso de la pobreza. En términos generales, con las excepciones, existe una ecuación inversa entre la educación y la pobreza: a mayor educación, menor pobreza; y a menor educación, mayor pobreza. Sin embargo, las políticas de dominación económica y política, frente a las secuelas y condiciones de la pobreza, como los son la inseguridad, la violencia, las adicciones y el narcotráfico, en vez de combatirlas con más y mejor educación a toda la población, prefieren aumentar más y mejores guardias de seguridad (públicos y privados), más armamentos y represión. En la historia de la humanidad, hasta el presente, quienes han dominado los países, las sociedades, los grupos humanos y personas, han preferido utilizar el poder militar, policial y la manipulación ideológica y propagandística, en vez de elevar la educación a toda la población, sin que queden grupos rezagados o marginados.

En la actualidad, en muy pocos países el nivel mínimo de la población es de doce grados. En América, Cuba y Canadá y Chile. En Europa, Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia. En Asia, Japón, Singapur,  Corea del Norte y del Sur. La segunda etapa de la educación secundaria se ha convertido, según Education At a Glance 2013, cada vez más importante en todos los países, “ya que los conocimientos, las habilidades y las competencias necesarias en el mercado laboral mundial son cada vez más sofisticados y requieren la capacidad de responder a la incertidumbre y las demandas cambiantes de la economía”. Quienes no sean bachilleres pasarán a la marginalidad, la pobreza y a llevar una vida fracasada. En el presente, el esfuerzo principal de los gobiernos debe ser que tan solo el 2% o 3% de la población con problemas mentales severos no sean bachilleres. Es la mejor forma de enfrentar los múltiples males de la sociedad, si no se quiere que los pobres tan solo sobrevivan y no compartan los bienes terrenales, para que tan solo una minoría acumule la riqueza y desperdicie, y que los pobres y con escasos conocimientos sean tan solo invitados de piedra para mirar cómo los que tienen el conocimiento y el poder disfrutan de la producción humana y de las riquezas de la naturaleza.

En últimas décadas se da una sobreexplotación de la naturaleza en los países del tercer y cuarto mundo de parte de los países del primer mundo y sus empresas transnacionales. Ha aumentado la pobreza y la migración hacia los países y ciudades más desarrollados. Solo un alto nivel educativo de la población permitirá acceder y autogenerar trabajos dignos y vencer  la pobreza en nuestros países. (O)

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