Ayer se cumplieron 47 años del asesinato del ‘Che’ en las montañas de Bolivia. El 8 de octubre de 1967, el comandante Ernesto Rafael Guevara de la Serna y un reducido grupo de combatientes se encontraban rodeados por los Rangers (fuerzas especiales del ejército). Aquel día se produjo el último combate en la Quebrada del Churo. En el enfrentamiento el ‘Che’ es herido en la pantorrilla derecha. Sus captores lo trasladan a la maltrecha escuelita de La Higuera. Los sobrevivientes que lo acompañaban fueron ejecutados.
Luego de verificar que se trataba de Ernesto Guevara, los militares hicieron consultas para conocer qué harían con el prisionero. La orden llegó desde Washington a La Paz y de allí a La Higuera: “Maten al ‘Che’”. El Comandante sabía lo que le esperaba. Enfrentó los momentos finales con la dignidad y entereza que solo hombres como él pueden hacerlo. Pasado el mediodía del 9 de octubre de 1967, el designado para el asesinato fue el soldado Mario Terán.
Años más tarde, relató: “Yo no me atrevía a disparar. En ese momento vi al ‘Che’ grande, muy grande. Sus ojos brillaban intensamente. Sentí que se me echaba encima y cuando me miró fijamente me dio un mareo. Pensé que con un movimiento rápido podía quitarme el arma”.
“Póngase sereno -me dijo- y apunte bien. ¡Va usted a matar a un hombre!”.
A partir de entonces, el ‘Che’ sigue inspirando procesos de cambio en favor de los pueblos. Hoy en Bolivia gobierna un indígena quien ha manifestado públicamente su admiración por Ernesto Guevara. Mediante un convenio firmado entre los gobiernos boliviano y cubano, en el Estado Plurinacional de Bolivia trabajan maestros cubanos alfabetizando y médicos cubanos sanando. Un paciente, de entre los miles de afectados por catarata, acudió al hospital de Santa Cruz en 2007 en busca de ayuda. Los galenos cubanos lo operaron y le devolvieron la visión. Ese paciente se llama Mario Terán. Sí. Es el mismo hombre que mató al ‘Che’ en La Higuera.
El hijo de Mario Terán -luego de la exitosa operación- visitó al diario El Deber, de Santa Cruz, para expresar un agradecimiento público a los profesionales de la salud cubanos por su abnegada labor en tierras bolivianas.
Mario: en tu operación -lo habrás percibido claramente- también estuvo presente el ‘Che’. Al día siguiente, las lágrimas de gratitud que brotaron de tus ojos ya sanos, seguramente limpiaron todos tus remordimientos. El Comandante te perdonó el mismo día que tú lo enviaste hacia la inmortalidad. Tú sabes que eso es cierto, Mario, porque el ‘Che’ vive en tu mirada y seguirá viviendo en las miradas de miles de bolivianos que nobles manos cubanas continuarán rescatando de las sombras.
El próximo 12 de octubre de 2014 podrás mirar claramente, Mario, un nuevo triunfo del pueblo boliviano sobre sus opresores históricos. Seguramente el domingo, Mario, hasta tu oído también llegue aquella frase que hoy inspira a muchos pueblos: “¡Hasta la victoria siempre!”.