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El Telégrafo
Ketty RomoLeroux G.

El Che Guevara, a 48 años de su asesinato

22 de octubre de 2015

“Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie”. Quien así se expresaba era Ernesto Guevara de la Serna, conocido cariñosamente como el Comandante Che Guevara.

Han transcurrido cuarenta y ocho años de su asesinato, a la edad de 39 años, el 8 de octubre de 1967, por soldados entrenados por la CIA. Extraordinarios acontecimientos han tenido lugar en los años posteriores a su muerte.

Sin lugar a dudas el colapso del campo socialista en Europa Oriental en 1991 ha sido el acontecimiento histórico de mayor trascendencia mundial en los últimos tiempos. Lo llevó a cabo principalmente la dirigencia del partido comunista soviético a través de mecanismos capitalistas en beneficio de grupos de interés privado. Surgió el mundo unipolar dominado absolutamente por el imperio de los EE.UU. Lo que habría causado mucho dolor moral al Che.

En nuestra América Latina, su asesinato proyectó una intensa actividad revolucionaria. Aunque muchos teóricos lo criticaron argumentando que se había equivocado, puesto que no existían las condiciones subjetivas para insurrecciones armadas. Fue entonces, cuando la CIA decidió no arriesgarse a dejar proliferar las simpatías por “la izquierda internacional”. Un claro ejemplo lo tenemos en la subida al poder en Chile de Salvador Allende en 1971 y el posterior golpe de Estado de Augusto Pinochet, instaurando una de las dictaduras más sanguinarias del Cono Sur.

La represión desatada por el imperio yankee, los militares y las clases dominantes alcanzó niveles sin precedentes. Las raíces de las luchas latinoamericanas estaban basadas en la oposición a las cruentas dictaduras, a las políticas económicas neoliberales, al crecimiento de las desigualdades sociales, al fracaso de las componendas políticas electorales. De donde que la figura del Che Guevara fue el prototipo de una nueva generación revolucionaria, acrecentada después de su muerte.

A pesar de tantos errores y derrotas, desde su muerte se han logrado conquistas políticas-sociales importantes en nuestro continente. Por ejemplo, los movimientos populares se han organizado, y elegido a sus mandatarios democráticos, repudiando a las viejas oligarquías. Los presidentes Ortega, Lula, Chávez, Morales, Correa, Mujica, Maduro, Tabaré Vásquez, son ejemplos. Además, se empeñan en hacer realidad el sueño de unidad de nuestros libertadores, y de América un continente de paz.

Otro logro se dio el 17 de diciembre del año pasado con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas de los EE.UU. y Cuba, rotas desde marzo de 1968. Iniciándose una nueva etapa para los cubanos.

Como aún no se levanta el criminal bloqueo económico, urge redoblar la solidaridad internacional hasta lograrlo. Es asimismo, un acto de justicia devolver al pueblo cubano la base militar de Guantánamo, ocupada el 23 de febrero de 1903. Lo expresado nos lleva a colegir que a casi medio siglo de su asesinato el Che Guevara vive en la conciencia colectiva de los pueblos. Su expresión “hasta la victoria siempre”, utilizada permanentemente, es la misma con la que cerró su carta de despedida a Fidel. (O)

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