En el presente debate en Ecuador sobre el uso del celular en la educación, se habla mucho sobre las ventajas tecnológicas, que son innegables si se lo usa para ese fin, pero se dice muy poco -o prácticamente nada- sobre la situación de los centros educativos y puede llegar a ser muy peligroso como elemento de distracción en el aula, si se dispone su uso sin encontrarnos preparados.
La pregunta más importante en el tema es: ¿la mayoría de los escolares, niños y adolescentes, se encuentra preparada psicológica y espiritualmente para hacer buen uso de los celulares en las clases? Definitivamente no. La mayoría de los que opinan pueden saber mucho sobre las aplicaciones de los celulares, pero no conocen lo que piensan y hacen nuestros estudiantes.
Si la mayoría de los escolares ecuatorianos supiera lo que quieren y con disciplina y amor se dedicara a cultivar sus intereses artísticos y científicos, sus aptitudes y talentos, en la realización de sus sueños, bienvenidos los celulares en las clases.
Es decir, no nos oponemos a la utilización de los celulares en las clases, sino que hace falta preparación previa de los escolares, padres y maestros sobre la búsqueda del sentido de la vida y el Buen Vivir. La sociedad se encuentra dominada por el vacío espiritual, la satisfacción de deseos inmediatos rellenados por el consumismo.
La mayoría de los niños, adolescentes y adultos son adictos al mal uso de la televisión, computadoras y celulares: se los utiliza más para la distracción, recreación y diversión inmediata, lo que no aporta valor agregado alguno para el futuro, es un desperdicio del uso del tiempo. Desde hace miles de años los maestros de artes marciales saben que no se debe entregar un instrumento, un conocimiento, si el discípulo no se encuentra preparado en lo emocional y espiritual, aunque cumpla las destrezas corporales. No se debe entregar a cualquier persona un sable, cuchillo, bisturí, revólver, celular, televisión, computadora, bomba nuclear.
En el momento actual, la utilización generalizada de los celulares en las clases de la educación básica y el bachillerato puede sabotear las mejores intenciones sobre la educación ecuatoriana: aumentar la distracción, la indisciplina, la adicción a conversar y navegar por aburrimiento, la dependencia cultural y el control de quienes nos dominan. Se requiere un amplio debate sobre el celular en el aula y puede darse la paradoja en el peor escenario: que se aumente el desarrollo tecnológico y se atrase en lo cultural y educativo.