Estuvo con nosotros y continuará en medio de nosotros a través de su mensaje amoroso, paternal y, cuando corresponde, severo. “(…) Yo vivo en Roma, en invierno hace frío. Sucede a veces que muy cerquita del Vaticano aparece un anciano una mañana muerto de frío. No es noticia en ninguno de los diarios, en ninguna de las crónicas. Un pobre que muere de frío y de hambre hoy no es noticia. Pero si las bolsas de las principales capitales del mundo bajan 2 o 3 puntos ¡se arma el escándalo mundial! Yo me pregunto: ¿Dónde está tu hermano? (…)”.
En el encuentro con estudiantes y maestros realizado en la Universidad Católica de Quito, el sucesor de San Pedro manifestó: “(…) Ante la globalización del paradigma tecnocrático que tiende a creer que todo incremento del poder constituye sin más un progreso, un aumento de seguridad, de utilidad, de bienestar, de energía vital, de plenitud de valores, como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico, hoy a ustedes, a mí, a todos se nos pide que con urgencia nos animemos a pensar, a buscar, a discutir sobre nuestra situación actual. Y digo urgencia es que nos animemos a pensar sobre qué tipo de cultura queremos o pretendemos, no solo para nosotros, sino para nuestros hijos, para nuestros nietos. Esta Tierra la hemos recibido como herencia, como un don, como un regalo. Qué bien nos hará preguntarnos: ¿Cómo la queremos dejar? ¿Qué orientación, qué sentido queremos imprimirle a la existencia? ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué luchamos y trabajamos? Las iniciativas siempre son buenas y fundamentales, pero se nos pide dar un paso más: animarnos a mirar la realidad orgánicamente y no fragmentariamente; a hacernos preguntas que nos incluyen a todos, ya que todo está relacionado entre sí, no hay derecho a la exclusión (…)”.
En Ecuador, a partir de 2007 hasta 2014, la brecha entre ricos y pobres se redujo prácticamente a la mitad. En tanto que la brecha entre las personas más ricas del país y las más pobres era 42 veces en 2007 mientras que en 2014 se redujo 22 veces. En el mismo período, más de un millón y medio de ecuatorianos salieron de la pobreza. En tanto que la extrema pobreza cayó de 16,5% a 8,6% en el mismo lapso.
Papa de la Patria Grande, cuando preguntaste a los más humildes del Ecuador: ¿Dónde están tus hermanos pobres? Ellos te respondieron: Cada vez son menos. ¿Dónde están tus hermanos con capacidades especiales? Están mejor atendidos; muchos de ellos trabajando. ¿Dónde están los niños y niñas cuyas madres salen muy temprano a trabajar? En los Centros Infantiles del Buen Vivir. ¿Dónde están los que padecen enfermedades catastróficas? Bajo financiamiento y cuidado del Estado. ¿Cómo están las personas privadas de libertad? En condiciones dignas, rehabilitándose. Se cumple así aquella enseñanza tuya, querido Francisco: “Es necesario hacer el bien a quien no puede dar nada a cambio”.
Nos regalaste, Papa revolucionario, tres días de alegría, reflexión e intensas emociones. Al pueblo “que se ha puesto de pie con dignidad”, le haría feliz una nueva visita. Hasta la vuelta, Buen Pastor. (O)
