Ecuador, 19 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
César Hermida

El año rural de agronomía y veterinaria

07 de marzo de 2015

Los médicos cumplen su año rural obligatorio desde hace casi 45 años, los odontólogos, enfermeras y obstetrices lo hicieron en seguida. Llegan a conocer el medio rural, sirven allí a los compatriotas más necesitados, y luego de una experiencia que seguramente les enseña para toda la vida, inician sus actividades profesionales o la formación en las diversas especialidades. Se conocen varias evaluaciones e intentos por modificar esta vinculación con la comunidad, todas ellas con alternativas inadecuadas, fruto de iniciativas subjetivas sin sustento científico.

Desde luego que esta experiencia rural podría ser más efectiva si se contara con un sólido sistema de salud y sus niveles, y sería mucho más efectiva con un enfoque integral de la salud que no sea solo el biomédico preocupado de la enfermedad, pero es indiscutible que el año rural forma parte del aporte universitario y profesional a las zonas más alejadas y necesitadas del país.

Hubo un tiempo en que los únicos funcionarios que cubrían las zonas más distantes eran estos profesionales con su año de servicio rural obligatorio. Hoy hay, por suerte, la tendencia a que los profesionales sean fijos y, mejor aún, vivan en las comunidades, y más beneficioso aún, que sean originarios de las mismas comunidades a las que sirven. Esto por razones culturales, de lengua y otras.

Pero llama la atención que dos disciplinas y profesiones científicas, íntimamente relacionadas con la producción y la vida rural, no estén incluidas en un programa similar. Se trata de la agronomía y la veterinaria. Los egresados de las mismas deberían cumplir, a la brevedad posible, sus años de servicio comunitario, asesorando y sirviendo a las comunidades con su aporte científico.

Hoy que las universidades están desarrollando macroproyectos de vinculación con la sociedad en áreas prioritarias, resulta imperativo que la agronomía y la veterinaria se integren, fortalecidas con esta política, a los aportes y soluciones que darían estas dos carreras a las realidades locales más distantes.

Ojalá existan oídos receptivos, tanto en las altas esferas de decisión política, como en las propias poblaciones que deben reclamar sus derechos, para que se establezca este año de servicio obligatorio para agrónomos y veterinarios en el medio rural. Los pueblos y los estudiantes reconocerían esta política que ligaría la pertinencia universitaria con los requerimientos poblacionales de esta actividad profesional en las zonas más necesitadas.

Contenido externo patrocinado