Ecuador, 20 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Roberto Follari (*)

EE.UU., prepotencia o consenso

02 de mayo de 2014

Lleva a pensar la salida del grupo estadounidense que estaba instalado en la embajada estadounidense en Quito. La decisión soberana del gobierno de Correa es altamente destacable, porque no todos los gobiernos se muestran capaces de independencia en sus decisiones ante un interlocutor tan enorme; más bien, casi ninguno es capaz de hacerlo.

Según EE.UU., el grupo colaboraba en la lucha contra el narcotráfico. Según el Gobierno ecuatoriano, la relación del grupo no era con el Gobierno sino con fuerzas de seguridad directamente, lo cual obviamente no corresponde. Pero, además, es muy conocida la intervención estadounidense en nuestros países bajo el remanido pretexto de la lucha contra el narcotráfico.

Puede ser que los estadounidenses ayuden en esa lucha, o que no lo hagan en los hechos; pero es sabido que, a menudo, hacen también tareas políticas o de espionaje, tema en el cual la potencia del norte tiene mucho que explicar (y no lo hace), especialmente desde las denuncias de Assange y Snowden. Además, Estados Unidos señala la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.

Estamos esperando que muestren alguna vez quiénes son los zares de la droga en Estados Unidos, pues es curioso que en el sitio de máximo consumo y venta de drogas, nada se sepa de quiénes los realizan y controlan. Algunos acusan a la DEA y sus agentes de ser quienes ocultamente se enriquecerían con esos menesteres; de no ser así, las autoridades de EE.UU. debieran exponer a quienes se enriquecen ilegalmente con la droga en su país, pues es curioso que los Escobar Gaviria florezcan solo en nuestras latitudes, mientras en el Norte la ruta del dinero de la droga permanece sospechosamente inescrutable.

Lo cierto es que el jefe del Comando Sur señala cómo la salida del grupo estadounidense fuera del Ecuador nuestra una pérdida de influencia de parte de Estados Unidos en nuestra región, pérdida que provendría de diversas causas, según sostuvo.

Sin dudas que es así. Una de esas causas es que los pueblos y gobiernos latinoamericanos podrían acordar con un país del norte que los considerara y respetara; no como iguales, pero sí como idénticos en cuanto a derechos y dignidades.

En cambio, vemos la aplicación en Asia de una brutal ley del garrote que opera hasta con drones, y que en Latinoamérica desestabiliza gobiernos, como el venezolano, de la mano de la estrategia Sharp (el ‘golpe blando’). Desde ese lugar, el desprestigio y el rechazo a la gran potencia son inevitables; pero si, en cambio, Estados Unidos decidiera respetar seriamente nuestras democracias -como en parte se hiciera en época de Carter- es seguro que otra sería la respuesta desde el subcontinente latinoamericano.

Contenido externo patrocinado