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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

Educación virtual

28 de mayo de 2020

De golpe, millones de niños y jóvenes en el mundo han desaparecido de las aulas reales y se están insertando en la educación virtual, que de establecerse de manera definitiva, producirá el cambio cultural más trascendente en milenios.

La educación virtual es muy distinta a la educación en el aula y también a la educación a distancia, mediada por la radio, la televisión y el texto, usada por varios países sobre todo para alfabetizar. En la educación moderna el libro impreso ha funcionado como un contenedor de información, tan movible y eficiente como la computadora, sin requerir de energía eléctrica, aunque sí espacio para su conservación. La mediación y codificación en la educación tradicional se ha basado en objetos de operación mecánica, tales como la pizarra, el libro, la máquina de escribir y el cuaderno, este último muy importante porque obliga al ejercicio cognitivo.

El uso de uno o varios sentidos tiene que ver con la forma como el ser humano se relaciona y comprende el mundo. En la educación presencial el sentido de la vista era usado para percibir los códigos impresos y el del oído para escuchar la oratoria del maestro formador. Los otros sentidos se activaban durante el contacto con el espacio real, donde fluían las relaciones sociales, haciendo posible la transformación de los sujetos en humanos pensantes, creadores, reflexivos y críticos.

Hace poco se introdujeron las tecnologías de proyección y transmisión, convirtiendo a la imagen en el nuevo código dominante, considerada ya no como representación, sino como realidad misma. La tecnología virtual diluye las distancias y reproduce imagen y sonido, causando efecto sobre dos sentidos y anulando la utilidad de los otros, por lo que no alcanza a ser copia de la realidad, poniendo límites a la educación sensitiva, social y crítica.

El capitalismo en crisis parece reinventarse una vez más, convirtiendo a la educación virtual en un sector consumidor de la neo mercancía tecnológica, que al mismo tiempo consolida la colonización y la hegemonía enajenadora, para lograr la disolución de la sociedad real. Pero lo que queda de la tradición del pensamiento crítico reflexivo y humanista, podría reaccionar, construyendo una pedagogía liberadora con las propias herramientas del sistema. ¿Qué diría Paulo Freire? (O)

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