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El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

¿Dónde estuvo la academia?

21 de julio de 2016 - 00:00

Fue el reclamo del presidente Rafael Correa durante su clase magistral en la Espol al explicar con un modelo matemático de macroeconomía, demostrando que las medidas tomadas como consecuencia del pasado terremoto no son recesivas sino más bien expansivas, pues la recaudación se reintegra a la economía mediante inversión y reconstrucción.

Y a continuación desarrolló el modelo de las tres brechas (intensamente usado por el FMI) que nos permite analizar los conflictos entre los diferentes sectores sociales. Los trabajadores estarán interesados en que aumenten los salarios y que suba por ende el consumo. También estarán interesados en que disminuyan los impuestos que afectan el consumo, como el IVA. Los empresarios, por su parte, quieren que se creen condiciones favorables para el incremento de sus inversiones, es decir que baje el impuesto a la renta. El Gobierno, en cambio, según cuáles sean los objetivos del momento, desea que se active la economía, aumentando el gasto público por encima de la recaudación. Finalmente, los acreedores presionarán para que el país tenga saldos positivos en su balanza comercial, lo cual implica bajar el consumo, la inversión y el consiguiente aumento de la presión tributaria. Este modelo explica (o condena) a nuestras economías a permanecer en el subdesarrollo.

Este evento fue transmitido en vivo por varios medios de comunicación y redes sociales, por lo cual inmediatamente recibí mensajes de colegas que me informaban que, de una manera u otra, varios docentes e investigadores habían dado su opinión al respecto. Y puede ser cierto, pero yo mantengo que la academia dejó de ser un líder de opinión y escribí un artículo al respecto en nuestra revista virtual de la Espae Graduate School of Business, ‘Coffee Break’, el pasado abril.

Parece que ha surgido una generación de ‘neorreaccionarios’ conservadores dentro de nuestra facultad universitaria que se oponen a los ortodoxos liberales que queremos ver en la academia y que son realmente científicos. La razón por la cual tradicionalmente la academia se alineó con la izquierda es que la derecha ha establecido un largo récord de soportar ideológicamente políticas que van en contra de la evidencia empírica. Y son políticas que toman la forma de una reacción contra el cambio, a pesar de la abrumadora evidencia de que dicho cambio estará al servicio del bien común, tales como: resistencia a crear más controles al consumo del tabaco, polución, derechos civiles, acceso a los servicios de salud y aún el cambio climático. Y es mi percepción que la resistencia a tales cambios está basada en muy estrechos intereses financieros e ideológicos, lo cual ha servido para desacreditar más aún a la derecha.

Nuestra civilización se fundamenta en ciencia y tecnología, sin las cuales no podríamos existir en este planeta los cerca de 7.500 millones de seres humanos. La humanidad es libre de pelear sus pequeñas batallas ideológicas, mientras que para la academia es solamente una de sus facetas.

Por más de cien años, las ideas verdaderamente radicales han venido de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Ignorar su importancia y el rol de la academia es correr un alto riesgo. (O)

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