El escándalo de corrupción en Petrobras fue el evento que recrudeció la protesta ciudadana que, junto a la crítica situación económica y la política de ajuste, conforman un escenario que está haciendo tambalear al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
En julio de 2013 analicé, en el artículo “¿Indignados brasileños?”, los factores que generaron las protestas de junio de ese año, por parte de la clase media, entre los cuales estaba precisamente la corrupción. En marzo de 2015 volvieron las protestas. Estas sospechas se confirman en el caso de Petrobras, descubriéndose una red de corrupción en la que están acusados altos ejecutivos de esta empresa, integrantes del PT, el presidente de la Cámara de Diputados, directivos de Odebrecht, el expresidente Collor de Mello y otros. Ha sido salpicado el PT y sus aliados, Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PDMB) y PP. Las manifestaciones en su contra han venido creciendo, ocasionando que su popularidad descendiera por los suelos, pidiendo hasta su renuncia. La maniobra de la oposición ha sido lograr que la Corte Suprema planteara que su gobierno manipuló información para ocultar el déficit fiscal.
La situación se agrava por la situación económica. En marzo de 2015, la Presidenta aplicó una política de austeridad con paquete de medidas que incluyó aumento de impuestos, reducción de beneficios fiscales y laborales. También adoptó medidas anticorrupción. En 2014 el crecimiento fue casi nulo (0.1%). El crecimiento interanual del I T y del II T de 2015 fue negativo, lo que implica que hay recesión. La tasa de desempleo de la región metropolitana, en las 6 principales ciudades, aumentó en junio de 2015 a 6.9% cuando en diciembre del año pasado estaba en 4.3%. La inflación está aumentando, llegando a 9.6% a julio de 2015 cuando en diciembre de 2014 era de 6.8%. A junio de este año, el déficit fiscal fue de 0.6% del PIB y la depreciación de la moneda va en aumento. Este escenario económico se agrava por la debilidad de China.
En efecto, la desaceleración de la economía china ha provocado una menor demanda y precios de materias primas que junto a la devaluación de su moneda están generando fuertes impactos en la economía latinoamericana. En julio de este año la depreciación del real fue de 9.4% y las exportaciones de soya a China se están debilitando.
En suma, hay un escenario donde la corrupción tiene en serios aprietos al PT, sus aliados y a Dilma; la crisis económica, agravada por la desaceleración china, y la política de austeridad están afectando a la clase media. Es un coctel explosivo. A pesar de manifestaciones a favor, de los sindicatos y movimientos sociales y el apoyo de los industriales, la Presidenta está en la cuerda floja y corre el riesgo, de agravarse el escenario, de ser destituida. Hay inquietud en los militares. Si bien la derecha está detrás, la evolución de la crisis económica, el agravamiento de los casos corrupción y las maniobras políticas definirán su suerte. Dilma buscó apoyo en el pueblo; Mujica y Lula tratan de frenar un golpe. (O)
