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Mañana se celebra el Día Internacional de las Luchas Campesinas en defensa de sus derechos. Se originó en Brasil en 1996 para conmemorar la matanza de 19 campesinas y campesinos que luchaban por justicia y tierra.
En Ecuador, como en el Tercer Mundo, la lucha fundamental hoy es por la soberanía alimentaria, que el capitalismo pone en riesgo, acaparando tierras para controlar los recursos (agua, semillas, plantas medicinales, etc.), y para apoderarse del comercio de los alimentos, transformados en mercancía. Las propiedades de los agricultores campesinos, bosques y las mejores tierras se van convirtiendo en extensos cultivos para agrocombustibles, más rentables que la producción de alimentos, y se exporta su producción alimentaria con más lucro que vendiéndola en el mercado local.
Además de imponer Tratados de Libre Comercio para poder vender los productos agrícolas subsidiados y cultivados a escala, a base de fertilizantes químicos, que el gobierno de la Revolución Ciudadana en buena hora ha rechazado.
Sin embargo, este Gobierno tiene un punto débil, que reconoció al hacer la evaluación de la labor cumplida: el atraso en la aplicación de una reforma agraria integral, aunque se han ido tomando medidas. Sería útil que en los enlaces sabatinos hubiera un espacio semanal para información sobre cómo avanza la Ley de Tierras, el establecimiento de una agricultura organizada sobre la base del esfuerzo asociativo de base campesina, los sistemas de riego, el reparto de semillas certificadas, la capacitación para el aumento de la productividad agrícola. Son necesidades sentidas expresadas por dirigentes y organizaciones campesinas.
El mismo Gobierno está consciente de que uno de los principales retos de Ecuador para mejorar la economía y la equidad es profundizar la reforma agraria, como incrementar la industrialización, según dijo Fander Falconí, secretario nacional de Planificación y Desarrollo. Para Galo Mora, “la denominada Revolución Agraria es la deuda de honor del Gobierno durante los cinco años de gestión”. Con razón la ministra de la Secretaría Nacional de Pueblos, Rosa Mireya Cárdenas, sostiene que “radicalizar el proceso implica una Revolución Agraria”.
Por su parte, el pueblo campesino, indígena, afroecuatoriano, montubio, trabajador en general, pide:
• Que el sistema de producción agrícola esté basado en la agricultura campesina y la soberanía alimentaria.
• Que se aplique una reforma agraria integral a fin de llevar justicia social a las zonas rurales.