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El Telégrafo

Deuda con sucre

04 de febrero de 2013

Ayer 3 de febrero los americanos, en particular los ecuatorianos y en especial los quiteños,  debimos conmemorar con todos los honores el natalicio de nuestro propio libertador, el Mariscal de   Ayacucho, Antonio José de Sucre: debimos celebrar este acontecimiento ocurrido en Venezuela, en la Gran Colombia, en la Patria Grande de Nuestra América, en  1795, es decir, hace 218 años.

Sucre fue asesinado por los mismos enemigos que varias décadas más tarde asesinaron a Eloy Alfaro y contra quienes luchaba José Martí cuando murió en combate. Épocas distintas pero una misma motivación, un mismo compromiso vinculado por el patriotismo, la dignidad, el anticolonialismo, la conducta revolucionaria de quienes nos condujeron a la Primera Independencia.

Pero también los mismos perversos y arteros criminales enemigos, cobijados por un manto similar de canallescos asesinos.

La historia revela que en  1900, en el gobierno del General Alfaro, se recordó con enorme patriotismo la ubicación definitiva de los restos mortales de Sucre: el Viejo Luchador hacía honor a uno de sus antecesores, el mayor de los compañeros de armas de Simón Bolívar.

Como el diario El Comercio de Quito incitaba a los conspiradores y envenenaba el alma a los sicarios para que encendieran la Hoguera Bárbara para asesinar a los Alfaro, así fraguaron también el asesinato en las montañas de Berruecos del Abel americano, el 4 de junio de 1830.

Según narrativa de Wikypedia, puedo transcribir este revelador texto periodístico publicado el 1 de junio de 1830: Tres días antes del crimen, el periódico “El Demócrata” de Bogotá publicó el siguiente artículo: "Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del Sur, que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá... Las Cartas del Sur aseguran también que ya este General marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el valeroso general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad, corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar...", es decir ¡asesinarlo!

Proclaman con desparpajo que debieron asesinar a Bolívar como lo hicieron con Sucre.
15 años tenía Sucre cuando se enroló en el ejército libertador. A los 35 años, después de haber cumplido una genial campaña libertadora de Ecuador (entonces Quito), Perú y Bolivia, fue asesinado y Bolívar aseveró que sus enemigos se habían complotado para asesinar a su sucesor.

Si la nueva América hoy tiene un ALBA, una UNASUR y una CELAC, es gracias a las ejemplares luchas revolucionarias e independentistas de nuestros libertadores de todos los tiempos, entre los que destacan con honor y gloria combatientes como Sucre.
No olvidemos que junto a la espada de Bolívar camina también la espada de Sucre por América Latina!

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