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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Declarar ilegal la pobreza

21 de noviembre de 2017

Se venía gestando la idea que la ONU declare ilegal la pobreza, por ser injusta e inhumana. A raíz de una propuesta concreta desde la Universidad Nacional de Rosario, Argentina, la iniciativa tomó impulso. Leonardo Boff hizo la exposición motivacional, expresando la necesidad de obtener apoyos de congresos nacionales, de la sociedad y de personas de todo el continente. Es posible enfrentar la pobreza; se hizo contra la esclavitud. Por siglos se pensó que esta y el comercio de esclavos eran legales.

San Pedro Claver acogía en Cartagena de Indias a los esclavos africanos, curaba sus heridas, los confortaba y permitía que siguieran, para trabajar de esclavos, muchos en las haciendas de los jesuitas en el Valle del Chota en Ecuador. Perturba hoy que no se hubiera ilegalizado siglos antes la esclavitud. Si bien para lograrlo fue determinante que surgiera, con la industrialización, la necesidad de otro tipo de explotación laboral más rentable.

El gran desafío de hacer efectiva la ilegalidad de la pobreza implica actuar sobre sus componentes básicos, especialmente la falta de trabajo, de hogar, el hambre, enfermedades, carencias educativas, de vivienda. Apropiado, entonces, que se lleve la campaña ante las más altas instancias de la ONU y de sus agencias especializadas, para que lideren, en particular la OIT, FAO, OMS, Unesco, Unicef, el PMA, que pretende erradicar el hambre y la malnutrición y el PNUD, que trabaja esencialmente para erradicar la pobreza.

Sin embargo, llevar la prohibición a instancias de la ONU tiene su más y su menos. A su favor está el informe de 2015 sobre el exitoso cumplimiento de los objetivos del milenio, especialmente el Objetivo 1: erradicar la pobreza extrema y el hambre. En 1990, la tasa de pobreza extrema en países en desarrollo era 47% y bajó a 14% en 2015. En su contra opera la gran falencia de la ONU, por el poder de veto de unos pocos y la impunidad de Estados miembros, que no cumplen las resoluciones del Consejo de Seguridad.

Sea lo que fuere, como lo expresa Boff, no nos podemos quedar tan solo en el aspecto declaratorio. Su sentido es movilizar a ciudadanos en todos los países, en los municipios, barrios, ciudades, por todas partes, para identificar a las personas que estén en situación de pobreza extrema, sobreviviendo con menos de 2 dólares y sin acceso a los servicios básicos, o simplemente de pobreza, con poco más de 2 dólares diarios y con acceso limitado a la infraestructura, vivienda, escuela y otros servicios mínimos humanitarios. Y organizar acciones solidarias que los ayuden a salir de la pobreza, con sus propios esfuerzos.

Sin embargo, la abismal desigualdad, consecuencia del sistema imperante de apropiación de la riqueza, tiene que cambiar para que la pobreza termine. Ocho personas poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad (Oxfam), gracias a trucos fiscales, como los Papeles del Paraíso. (O)

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