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El 15 de agosto de este año 2012, basándose en una ley interna sobre Instalaciones Diplomáticas y Consulares, expedida en 1987, el Gobierno británico amenazó por escrito -utilizando una “ayuda memoria”- con ingresar a nuestro territorio y tomar prisionero a Julian Assange por la fuerza.
El 16 de agosto de 2012 el canciller Ricardo Patiño anunció al mundo que la decisión del Gobierno ecuatoriano -conforme a las normas del Derecho Internacional- fue la de conceder asilo diplomático al periodista australiano.
El señor William Hague, jefe de la diplomacia del Gobierno inglés, declaró que “está decepcionado por la decisión del Gobierno ecuatoriano de otorgar asilo a Assange”.
¿Por qué el Reino Unido pretende irrumpir en nuestra embajada, violando expresas disposiciones del Derecho Internacional?
Es cierto que “en sus mejores épocas” el imperio británico llegó a ocupar 37 millones de kilómetros cuadrados de territorio, lo que equivalía a la cuarta parte de la superficie terrestre del planeta. Las colonias británicas estaban diseminadas en todos los continentes. Eran de dos tipos: las de poblamiento, que servían para acoger el exceso de población del imperio y gozaban de cierta autonomía política; y las colonias de explotación, que estaban destinadas a suministrar materias primas para la metrópoli, sin autonomía política.
Para los que no están enterados, es necesario informarles que la República del Ecuador no es colonia de poblamiento ni de explotación.
El 18 de agosto de 2012, el Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), reunido en Guayaquil, respaldó la posición ecuatoriana y rechazó las amenazas británicas de invadir nuestro territorio en Londres.
El 19 de agosto de 2012 se reunieron los cancilleres de la Unasur para “manifestar su solidaridad y respaldar al Gobierno de la República del Ecuador ante la amenaza de violación del local de su misión diplomática. Reiterar el derecho soberano de los Estados de conceder asilo (…)”. Además, cuestionaron las posiciones hostiles de los voceros británicos.
Se puso en evidencia la nueva diplomacia de los pueblos de América del Sur y del Caribe: ágil, digna, soberana, eficiente. En tanto que en la diplomacia del Reino Unido se nota que todavía existe un anacrónico tufillo imperial.
Comprendemos que la postura valiente y digna del Gobierno ecuatoriano cause decepción en potencias decadentes. Comprendemos también que cause decepción en unos cuantos criollos, que no han podido superar su triste condición de vasallos.
A partir del año 2007 -de la mano de la Revolución Ciudadana- el Ecuador es un país altivo, soberano, humanista. La decisión histórica del 16 de agosto así lo confirma.