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¿Deben los más ricos y los empresarios tener la ‘libertad’ absoluta de hacer lo que les dé la gana?
27 de junio de 2015¿Qué sucedería si todas las personas tuvieran la libertad de hacer lo que les dé la regalada gana? ¿Le parece bien que cada quien tuviera la libertad y el derecho a matar, robar, invadir hogares y países, no pagar impuestos, pagar los salarios de acuerdo a su estado de ánimo y acumular la riqueza que quiera? Sería un caos total. ¿Le parece excelente, justo y equitativo que una persona o un grupo muy reducido tengan la libertad absoluta de importar los productos que quieran sin importar que destruyan la industria nacional? ¿Deben los empresarios y grupos monopólicos tener la libertad de poner los precios que quieran a sus productos? ¿Deben tener pocas personas la libertad de vender productos de primera necesidad al precio que quieran obteniendo ganancias exageradas? ¿Deben los más ricos tener la libertad de pagar muy poco o no pagar impuestos? ¿Les parece muy bien que un reducidísimo grupo de personas pueda pasar sin trabajar toda la vida mientras cerca de 1.000 millones se mueren de hambre y alrededor de 2.000 millones tienen ingresos de menos de 2 dólares diarios? No, por ser injusto, inequitativo y ser un insulto a los más pobres de todo el planeta y a la dignidad humana.
El libertinaje es “la libertad excesiva de lo que se dice o hace”. “Es una actitud irrespetuosa a la ley, la ética o la moral de quien abusa de su propia libertad con menoscabo de la de los demás”. La libertad, en cambio, es la capacidad de autodeterminarse, de decidirse a hacer algo, respetando la libertad de los demás. Sin embargo, si lo que se hace perjudica a los demás, si se abusa, se es prepotente y dominador, deja de ser libertad y se transforma en libertinaje. El libertinaje es un desprecio insolente a la libertad ajena. Las contestaciones positivas de las preguntas anteriores son ejemplos de libertinaje.
¿Deben tener la libertad los más ricos de hacer lo que les dé la regalada gana con la inmensa riqueza acumulada? ¿Una persona muy rica debe tener la ‘libertad’ y el derecho de quemar su dinero, incendiar sus haciendas, destruir sus fábricas y destrozar las obras de arte que son patrimonio nacional o universal, porque son de su propiedad privada? No, porque la libertad no es absoluta ni la riqueza intocable. No, porque el patrimonio no es solo personal y familiar, sino también de la Tierra, que nadie debe destruir. El papa Francisco dice al respecto: “Tal paradigma hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero”. Coincide con la postura del Vaticano II: “La propiedad no es un derecho último y absoluto, sino un derecho secundario, subordinado al cumplimiento del destino universal de los bienes. Las demás enseñanzas derivan de este principio fundamental”.
De acuerdo con José Ignacio González-Faus, “para el cristianismo, el derecho primario es que los bienes de la tierra están destinados a todos los seres humanos. Y la propiedad privada no es más que un derecho secundario, positivo, que solo rige como medio de realización del anterior y en la medida en que ayude a cumplir ese destino universal; y que desaparece como derecho cuando impide el fin primario de los bienes de la tierra. De ahí se ha seguido siempre que todo aquel que posee claramente más de lo que necesita está poseyendo algo que no es suyo y está obligado a devolverlo”.
En las sociedades más inequitativas, como las latinoamericanas y africanas, con Estados muy débiles, sin poder para redistribuir las riquezas, la libertad transformada en libertinaje hace más ricos a los ricos. En las sociedades inequitativas, como las nuestras, se requiere urgentemente que el Estado contribuya a la redistribución de la riqueza. La libertad solo existe entre libres. (O)