Libre comercio se denomina a la práctica económica en la cual los países pueden importar y exportar sus bienes y servicios sin temor a la intervención gubernamental que incluye aranceles, salvaguardas y otras restricciones. Se supone que es una práctica saludable para aquellos países en vías de desarrollo, que son aquellos con bajos niveles de recursos económicos y bajo estándar de vida.
Los países en desarrollo normalmente tienen limitados recursos económicos que son: la tierra y todos sus recursos naturales, la mano de obra y el capital. Si ponemos estos conceptos en función de nuestro Ecuador podemos tener resultados incongruentes, pues hay suficiente petróleo, minería y agricultura para satisfacer nuestras necesidades y tener un superávit. Y a pesar de que la mano de obra se ha encarecido por la dolarización, todavía es un recurso disponible y abundante.
Quedaría el capital como un recurso deficitario, dado que nuestra inestabilidad socio-política no crea la confianza para tener masivas inversiones financieras internacionales (y posiblemente haya fuga de capitales nacionales). De cualquier manera, no podemos hablar de Ecuador como país pobre, es por lo que insistimos ciegamente en liberar las importaciones, dado que el libre comercio normalmente mejora la calidad de vida de sus ciudadanos.
Ecuador se ha acostumbrado a importar bienes y servicios que no están disponibles dentro de sus fronteras, los cuales pueden ser más baratos que la posibilidad de producirlos localmente. De igual manera, la producción petrolera nos ha brindado desde 1972 (casi 46 años) una especie de bonanza económica que incrementó nuestra tendencia a liberalizar el comercio, para traer productos con precios más bajos, que dieran más crecimiento e ingresos a empresas con baja eficiencia.
Sin embargo, las ganancias agregadas debidas al libre comercio no son necesariamente distribuidas equitativamente en la sociedad, generando considerables costos para mucha gente. Es por eso que las políticas públicas están presionadas a poner barreras al comercio internacional para eliminar la competencia con productos locales, salvar el empleo y proteger la producción nacional. (O)
