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El Telégrafo
Nancy Bravo de Ramsey

De guerrillero a presidente

20 de mayo de 2014

Es uno de los 10 personajes más admirados del mundo, según la prensa internacional. Además, uno de los primeros magistrados más queridos, sencillos y francos, al que diariamente se lo ve conduciendo su viejo escarabajo Volkswagen, modelo 1987, desde su modesta casa ubicada dentro de la pequeña propiedad de su esposa, en las afueras de Montevideo, hasta el Palacio de Gobierno.

Allí, en la finca donde la pareja continúa viviendo desde años atrás, renunciando a ocupar la residencia presidencial (tan solo van allá cuando deben presidir determinados actos oficiales), José Alberto Mujica Cordano, presidente de la República Oriental de Uruguay, y en dos ocasiones candidato al Premio Nobel de la Paz, actualmente dedica solo una pequeña parte de su tiempo a su plantación de flores que cultiva junto a sus empleados con propósito comercial.

Su pasado, muy poco convencional, estuvo marcado por su condición de guerrillero, cuando en la década de los sesenta se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros; y por sus casi 15 años de cárcel, 13 de los cuales debió vivirlos con extrema dureza, como represalia de la dictadura por sus intervenciones en  la guerra de guerrillas. En la prisión, Mujica fue compañero del actual ministro de Defensa Nacional de Uruguay, Eleuterio Fernández Huidrovo, y del líder y fundador del MLN-Tupamaros, Raúl Sendic.

Al retornar la democracia en Uruguay, Pepe Mujica y sus compañeros fueron liberados, iniciando entonces su tiempo de actividad política formal. Fundó, junto con otros militantes de organizaciones de izquierda, el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro del Frente Amplio al que él pertenecía. En 1994 fue elegido diputado por Montevideo, llamando la atención de los electores, pues Mujica supo interpretar el descontento popular. Más tarde, en 1999 fue elegido senador y, además, en ese entonces se publicó el libro ‘Mujica’, obra de Miguel Ángel Campodónico, que en sus páginas recoge las incidencias y el pensamiento del guerrillero que se convirtió en político.

Posteriormente, el 1 de marzo de 2005, Tabaré Vásquez, presidente de la República de Uruguay, designó a José Mujica ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca.

El camino hacia la presidencia de Uruguay ya estaba trazado. Junto a Danilo Astori como su binomio para la vicepresidencia, Mujica ganó las elecciones de la segunda vuelta en 2009, con un porcentaje superior al 52% de los votos depositados.

El 1 de marzo de 2010, José Mujica prestaba el juramento para desempeñar el cargo de presidente de la República Oriental de Uruguay en el Palacio Legislativo, promesa que fue tomada por su propia esposa, Lucía Topolansky, como primera senadora de la nación. La toma de mando se desarrolló al aire libre en la Plaza Independencia, la más importante del país, ante miles de personas.

De hablar campechano y franco, el primer magistrado de Uruguay -quien hoy, 20 de mayo, cumple 79 años de vida- dijo en su tercer día de agenda en su reciente visita a Estados Unidos: “Latinoamérica debe seguir persiguiendo la integración, pero no para joder a otros, sino para fortalecer las relaciones sociales y políticas”.

Cada frase pronunciada por Pepe Mujica los medios se encargan de mostrarla al mundo, que la acoge con interés especial. Cuando uno de los periodistas en cierta ocasión se refirió a la pobreza con la que había preferido vivir, pues el 90% de su sueldo como presidente de Uruguay (260.259 pesos uruguayos en 2012) lo entrega mensualmente a programas de ayuda contra la pobreza, el extupamaro y hoy primer magistrado le respondió: “Yo no vivo con pobreza. Vivo con austeridad, con renunciamiento, (porque) preciso poco para vivir. Con ese dinero me alcanza y me tiene que alcanzar. Hay quienes viven con mucho menos”.

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