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Iván Rodrigo Mendizábal articulista

“Corazón delator”: Trajinar lo nunca trajinado

26 de julio de 2025

La canción de Soda Stereo, “Corazón delator”, está implícita en la última película con el mismo título, del argentino Marcos Carnevale. La canción, como la conocen todos, pese a su aparente tono sombrío, en realidad es una confesión de amor. Y lo mismo es este filme, “Corazón delator” (2025), que trata sobre un empresario de la construcción que, tras un trasplante de corazón al que se somete, decide conocer a la familia del donante, un albañil que se accidenta la misma noche en que él sufre un ataque cardíaco. Al final, los caminos lo llevarán a enamorarse de la exesposa del donante.

Planteado así el argumento, “Corazón delator” pasa de ser un drama a una comedia romántica. Carnevale además la recarga con esa estrategia que es típica del melodrama latinoamericano, en la que una persona de una condición social distinta se enamora de otra que no pertenece a su círculo. Estas tensiones y encuentros entre personajes de procedencias en apariencia opuestas ya habían sido explorados por Carnevale en sus películas anteriores como “Noche de ronda” (1997), “Elsa y Fred” (2005), “Corazón de león” (2013) y más recientemente “Goyo” (2024). Es que este director argentino sabe observar y dosificar las relaciones de pareja cuando los escenarios son conflictivos, lo que lleva a la idea de que solo se puede conocer al verdadero ser de alguien cuando enfrenta aquello que está fuera de su zona de confort.

Visto así, “Corazón delator” es un relato sobre un reencuentro, algo así como una especie de viaje al Hades que haría Orfeo para rescatar a Eurídice, aunque en forma invertida. Hay una premisa que estaría presente en el argumento: un albañil muere una noche y su corazón es trasplantado a otro ser humano que casi habría muerto; este nuevo cuerpo, con el corazón del otro, “siente” al Ser mismo del albañil, por lo que este estaría yendo al encuentro de su amada esposa. Con ello, la idea de una relación entre dos individuos de condiciones sociales distintas apenas vendría a ser lo superficial de una trama que podría tener un sentido más bien místico. De este modo, Carnevale nos lleva a preguntarnos, cuán singular es el corazón, no como órgano, sino como dispositivo del espíritu, el cual, una vez puesto en otra persona, a la final esta vendría a investirse de dicho espíritu. El filme de Carnevale pasa de ser una anécdota amorosa, que podría a ratos sentirse como predecible y hasta obvia, a una historia que pretende hurgar en el lado divino de la existencia humana.

El hecho es que es el corazón el que siente y por el que uno se enamora. En la canción de Soda Stereo, el corazón delata que se está enamorado. Curiosamente, dicha canción se inspiró también en un cuento homónimo de Edgar Allan Poe, cuento que pone en evidencia que es el corazón el que delata un crimen. En la película de Carnevale, el corazón trasplantado delata que, incluso más allá de la muerte, el amor perdura y no importa ahora quién sea el portador del órgano, o quién tenga otro cuerpo; al final, el amor es lo único que une a las personas de bien y que hacen el bien y la felicidad de los otros. Esto podría sonar a una mera cursilería, pero el filme también muestra que gracias al corazón delator habría un acto de redención: el empresario constructor y su empresa quieren poseer los terrenos de un barrio suburbano para gentrificarlo, a costa de las vidas de los habitantes de condiciones menos favorecidas que consideran ese barrio su hogar; cuando el empresario conoce (gracias a su nuevo corazón) la realidad y se convierte en un albañil, se da cuenta de que allí hay calor humano, hay solidaridad, responsabilidad social, amistad… es decir, una vida real que él no posee; de lo que se trata, entonces, es devolver y afianzar la dignidad a la gente que está lejos de las especulaciones financieras y políticas; y más aún, se trataría de volverse como la misma gente común, sin mirar atrás. ¿Qué pasaría si los políticos devolvieran con creces lo que se les habría confiado para cambiar la vida de la sociedad en lugar de lucrar para beneficio propio? La película tiene implicaciones metafóricas.

Carnevale puede ser un director que juega en sus tramas con personajes en estados límites, pero nos hace ver algo que es importante en la vida cotidiana: los afectos son los que a la final mueven vidas y empresas solidarias.

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