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Antonio Quezada Pavón

Contratemos innovadores

29 de junio de 2017

Innovación significa pensar fuera del límite; hacer que conceptos provenientes de diferentes campos que entran por ventanas abiertas al mundo exterior, colisionen productivamente y hagan sinergia. ¿Por qué, entonces, nuestros equipos de innovación están formados casi completamente por nuestra propia gente de dentro de nuestras instituciones? Y esto ocurre tanto en el nivel académico de nuestras universidades, como en la empresa privada, y muy especialmente en el Gobierno.

Veamos lo que sucede si tomamos un grupo de gente inteligente de Coca Cola y les pedimos que sean creativos e innovadores en generar un revolucionario suplemento alimenticio que acabe con la hambruna mundial. ¡No lo van a hacer! Es que la homogeneidad de experiencia y formación es una de las más grandes debilidades en los grupos innovadores actuales. Las compañías, públicas y privadas, reclutan su propia gente como líderes de los equipos de innovación, normalmente porque no tienen un presupuesto. Y eso es una gran verdad ahora en Ecuador.

Si bien la innovación está presente en todos los discursos de los políticos y forma parte del pénsum académico de casi todas las universidades, especialmente de las escuelas de negocios, algunas tienen equipos innovadores pequeños (si es que acaso lo tienen) y todos están muy cortos de dinero. He investigado a los grandes grupos económicos ecuatorianos y a las universidades y escuelas de negocios del país y me encuentro con que muy pocas tienen en realidad equipos de trabajo dedicados a innovación. Ninguno me ha podido describir formalmente de cuánto presupuesto disponen, cuál es su infraestructura de IT (Information Technology) o de eventos dedicados a Investigación y Desarrollo (I&D). Y la mayor parte apuradamente ha destinado, sea a su personal o a sus académicos que más relación tengan con innovación, a cubrir esta tarea.

Pero si bien es cierto que entender nuestra cultura y saber lo que se necesita hacer para lograr que las cosas sean hechas es crucial en el desarrollo de una mente innovadora, sin embargo los mismos equipos de innovación y de I&D ya entienden que solamente traer perspectivas de afuera y nuevas habilidades que no están en nuestras instituciones sería la clave para el éxito innovador. Y esto puede significar el conseguir un empresario que sea experto en ventas al detalle o a un científico de informática que nos desenrede un montón de bases de datos. Yo miro como un viejo empresario, administrador profesional y académico los beneficios de contratar gente innovadora de fuera de nuestras instituciones; y hay uno muy claro y real: para nuestra gente es muy difícil romper sus (nuestras) asunciones y paradigmas de cómo las cosas tienen que ser hechas. Cuando buscamos reclutar innovadores fuera de nuestros linderos, normalmente conseguimos gente que viene con una actitud de hacer las cosas mejor y más rápidas de las que se hacen normalmente; y ojalá vengan con una visión de progreso más allá de la perfección.

Definitivamente se necesita dinero para promover la innovación en todos los niveles, y ese es el primer objetivo que debe tener el Gobierno (con un ya escaso presupuesto) y las compañías públicas y privadas, incluyendo a las universidades: ¿Cómo financiar la generación de innovación? Y mi sincera sugerencia es que hagamos un listado en cada una de nuestras instituciones  de las habilidades clave que son necesarias para desarrollar el rol innovador que necesitamos y que no las tenemos internamente, por ejemplo: design thinking, lean startup, desarrollo ágil, etc. Se le atribuye a Albert Einstein la certera frase: “Locura es seguir haciendo lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.  Y así no lo haya dicho, no deja de ser verdad. (O)

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