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El Telégrafo
Alfredo Vera

Construyendo futuro

30 de diciembre de 2014

Los medios de comunicación, casi que por unanimidad, destacaron la gran noticia del 17 de diciembre de que en simultáneo los presidentes de Cuba y de Estados Unidos habían acordado dar a conocer un plan de restablecimiento de relaciones diplomáticas, suspendidas por 54 años, que se iniciaba con un canje de 3 de los 5 patriotas antiterroristas por un personaje preso en Cuba vinculado a delitos financieros.

Raúl Castro fue claro al expresar que era una buen inicio que alegraría a la comunidad cubana y latinoamericana, pero quedaba pendiente lo más importante, que es el levantamiento del bloqueo económico, que tanto daño le ha hecho a la isla -que no sucumbió- y terminó reconociéndose -por el mismo Obama- su inutilidad.

Pero el futuro hay que construirlo con esfuerzo de ambos países y gobiernos, porque los adversarios se proponen emplear todas las armas posibles. Y una buena oportunidad para consolidar este proceso se avecina con la reunión en Panamá de la Cumbre de las Américas, los días 10 y 11 de abril próximo.

Ese será un ambiente propicio de paz y amistad para el encuentro público de los dos países que inician la trayectoria de un nuevo camino lleno de obstáculos peligrosos que pueden destruir las buenas intenciones.

Es indudable que un factor influyente que condujo a esta nueva realidad de recomposición de la amistad se creó por la sensación de aislamiento y pérdida de autoridad moral del Gobierno norteamericano, cuando vetó la presencia de Cuba en la anterior Cumbre en Colombia y todos los países del continente agacharon la cabeza, acatando la humillante imposición, situación en la que el más triste papel fue el de Colombia, porque Cuba es el principal soporte en las conversaciones de paz que se realizan en La Habana.

Allí fue cuando el gobierno del presidente Rafael Correa iluminó el camino con luz propia y única, cuando anunció que no asistiría en señal de protesta por la marginación impuesta por Estados Unidos de vetar la presencia de Cuba en la sexta Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias, el 14 de abril de 2012.

Nunca se habló tanto y tan bien del Presidente y del Ecuador por asumir sin doble discurso y con todos los riesgos del caso una frontal decisión que abriría una de las puertas para que hoy se camine por una distinta senda de esperanza.

Antes del 17 de diciembre ya había hecho efecto la protesta de Correa, pues por ambos lados vino una rectificación: por Cuba, aceptando la invitación de Panamá, y ninguna protesta por parte de Estados Unidos por la presencia de Cuba.

Esta experiencia enseña que las acciones deben secundar a las palabras para que tengan autoridad.
Para la Revolución Cubana, esta gestión de Correa es un ejemplo de fraternidad, como lo han dicho en varias oportunidades. Para el Gobierno norteamericano, una experiencia aleccionadora del beneficio de tratar a los otros países con el respeto que corresponde.

Construir así el futuro es una lección para todos, a partir de la ejemplar lección que provino de Ecuador, del presidente Correa.

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