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El Telégrafo
Tatiana Hidrovo Quiñónez

La comunicación, “servicio público”

26 de julio de 2018

La comunicación consiste en la transmisión de contenidos, valiéndose de signos y códigos comunes, lo que significa que es un fenómeno eminentemente social, que carece de finalidad si el que habla y escucha fueren la misma persona. Durante milenios predominó la comunicación dentro de grupos, sin que se necesitara mediación de nada ni nadie, puesto que la voz llegaba directamente al oído del otro.

Cuando la sociedad se hizo más compleja y masiva, fue necesaria la mediación, que nació asociada al poder, el cual controlaba y reproducía la circulación de contenidos, por lo que su metáfora es la de un “megáfono”. En el país y en Latinoamérica se discute mucho sobre las leyes relacionadas con la comunicación, siempre desde el mismo enfoque: la libertad de expresión individual. Pocos se interesan por tratar el tema desde otros puntos de vista tales como la libertad o límite de la “mediación” y su relación con el derecho a la comunicación social.

Existe polarización respecto del enunciado de la Ley Orgánica de Comunicación ecuatoriana, que establece que “la comunicación social que se realiza a través de los medios de comunicación es un servicio público”. Como es obvio, el desacuerdo deriva de que no se distingue entre: información, comunicación y medio, que son objetos y cosas diferentes. De hecho se debe garantizar el derecho a la libertad de comunicar y transmitir información libremente sin más límite que la vulneración a otro derecho.

Sin embargo, tiene que haber un punto de acuerdo respecto de la regulación de la “mediación”, puesto que ella en principio significa la participación de un tercero, que interpreta y conduce la información, dentro de la comunicación social que debe ser libre.

Hay algo más que llama la atención en torno al tema de la Ley de Comunicación: es el hecho de que, la mayoría del tiempo, la radio y la televisión no facilitan comunicación ni transmiten información, puesto que, por su naturaleza, se dedican a la difusión de música, drama, humor, épica-violencia y más. En ese sentido es extraño que no haya debate sobre el rol de ecu- comunicación y la influencia que tienen los medios en la formación ética de las nuevas generaciones.

En cambio, todos centran su atención en lo que llaman libertad de expresión, que en  la práctica es la posibilidad de decir libremente las cosas sin mediación. La comunicación y la circulación de información son diferentes a la mediación. Hay que separar los objetos para plantear los problemas y resolverlos sin desenfoques. (O)

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