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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Comunicación no violenta: el poder del lenguaje, la empatía y la compasión en toda ocasión (3)

22 de agosto de 2015

Describiré lo que se encuentra en el cuadro de la página 64. Primero se señala la comunicación, a continuación el ejemplo de observación con evaluación y finalmente el ejemplo de observación sin evaluación. “1. Uso del verbo ‘ser’ sin indicar si la persona acepta o no la responsabilidad de la evaluación. Eres demasiado generoso. Si das el dinero de tu comida a los demás, creo que eres demasiado generoso. 2. Uso de verbos con connotaciones evaluativas. Doug siempre posterga las cosas. Doug solo estudia para los exámenes la noche anterior. 3. Dar por sentado que las inferencias que uno hace de las ideas, los sentimientos, los proyectos y los deseos de otra persona son las únicas posibles. No tendrá el trabajo a punto. No creo que tendrá el trabajo a punto, o Ella dijo que no tendrá el trabajo a punto. 4. Confundir un pronóstico con una certidumbre. Si tu alimentación no es equilibrada, caerás enfermo. Si tu alimentación no es equilibrada, me temo que caerás enfermo. 5. No ser específico al citar ejemplos. Las minorías no cuidan su vivienda. No he visto que la familia que vive en el número 1679 de la calle Ross retire la nieve de la acera de su casa. 6. Usar palabras que implican habilidad sin precisar que se hace una evaluación. Hank Smith juega mal el futbol. Hank no ha marcado un gol en veinte partidos. 7. Usar adverbios y adjetivos de maneras que no indiquen que se hace una evaluación. Jim es feo. No encuentro a Jim físicamente atractivo. Las palabras ‘siempre’, ‘nunca’ y otras parecidas revelan observaciones cuando se emplean de la manera siguiente: Siempre que veo a Jack hablando por teléfono, la conversación dura como mínimo media hora. No recuerdo que me hayas escrito nunca.

En ocasiones, estas palabras se utilizan como exageraciones, en cuyo caso se mezclan observaciones y evaluaciones: Siempre estás ocupado. Cuando la necesitas, no la encuentras nunca. Cuando estas palabras se emplean como exageraciones, a menudo provocan una actitud defensiva en lugar de comprensión. Palabras como ‘a menudo’ o ‘rara vez’ contribuyen a confundir la observación con la evaluación”.

El segundo componente de la CNV es saber expresar lo que sentimos, en otras palabras, identificar y expresar los sentimientos. Marshall B. Rosenberg dice: “El psicoanalista Rollo May afirma que la persona evolucionada es capaz de diferenciar los sentimientos estableciendo muchos matices, intensos y apasionados o delicados y sensibles, como si fueran los diferentes pasajes musicales de una sinfonía. Pero en muchos casos, como diría May, nuestros sentimientos son tan limitados como las notas de un toque de corneta”. Generalmente en los círculos educativos se valora mucho más nuestra correcta forma de pensar a  como nos sentimos. No consideran que nuestros sentimientos sean importantes. “Lo que se valora en esos lugares es ‘una manera correcta de pensar’, según el punto de vista de las personas que ocupan puestos importantes y de autoridad. Se nos educa para orientarnos hacia los demás, más que para estar en contacto con nosotros mismos. Tenemos metida en la cabeza la siguiente pregunta: ¿Qué quieren los demás que yo diga y haga? Generalmente, en los ámbitos familiar, educativo y profesional, no se expresan los verdaderos sentimientos. “Ampliar nuestro vocabulario con respecto a nuestros propios sentimientos tiene unas ventajas que no solo se hacen evidentes en las relaciones íntimas, sino también en el campo profesional”. En situaciones tensas ayuda sacar a relucir nuestra propia vulnerabilidad y que no se diga que “hablar con esa gente es terrible. Es como hablar con máquinas”.

Muchos estan más preocupados en la correcta manera de pensar que el verdadero contacto emocional entre las personas y con nosotros mismos. Debemos tomar conciencia cómo nos saboteamos con nuestro lenguaje, sin darnos cuenta. (O)

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