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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Comunicación no violenta: el poder del lenguaje, la empatía y la compasión, en cualquier situación (1)

08 de agosto de 2015

En todas partes, los grupos humanos, en cualquier situación personal, laboral, social o política, viven situaciones de tensiones y conflictos que pueden llegar a la ruptura total poniendo en peligro la convivencia y supervivencia de todos los seres humanos, requiriendo un esfuerzo muy grande de las partes para alcanzar progresivamente escalones de paz y felicidad, en un marco de equidad, justicia, respeto mutuo, libertad y solidaridad. Marshall B. Rosenberg, psicólogo recientemente fallecido (1934-2015), dedicó toda su vida al trabajo de pacificador, tanto en conflictos internacionales en todos los continentes y múltiples guerras, como en personas, pareja, grupos, empresas o en situaciones sociales conflictivas.

Nos dejó como legado los libros Comunicación no violenta y Resolver los conflictos con la comunicación no violenta, que constituyen extraordinarias herramientas para todos los seres humanos. Sostiene que la existencia de un conflicto, sea personal, social, político o internacional, afecta nuestra manera de comunicarnos. “Dejamos de escuchar al otro, negamos cualquier responsabilidad en el asunto, decidimos qué está bien o mal y nos dejamos llevar por los sentimientos”. “La violencia y los conflictos aparecen allí donde las personas sienten que se limitan sus necesidades”.

Con Carl Rogers se  descubrió la empatía y él va más allá y nos descubre la compasión, “entendida como el saber escuchar los sentimientos y necesidades de los demás y saber expresar los nuestros sin causar perjuicios”. El dominio de la comunicación no violenta requiere asumir algunos conceptos, etapas y prácticas, como las siguientes: Dar de todo corazón. La comunicación que bloquea a la compasión. Observación o evaluación. La expresión de los sentimientos. El reconocimiento de las necesidades. La expresión de los deseos. La expresión plena de la ira. El uso protector de la fuerza. Expresar reconocimiento mediante la comunicación no violenta. John Gray dice: “Con las técnicas de este libro podrá transformar un posible conflicto en un diálogo pacífico”.

Igualmente, Jack Canfield es muy optimista al afirmar: “Los conceptos y técnicas que se exponen en este libro pueden cambiar el mundo”. La comunicación no violenta no solo se trata de una herramienta integral que nos proporciona un enfoque metodológico y una técnica, con etapas, que podemos aprender y utilizar todos, sino que, además -y lo que es más importante-, es un modo de vida. Estoy convencido de que “la no violencia es una fuerza más poderosa que las armas”. La no violencia tiene un poder muy grande, como lo demostraron Gandhi, Martin  Luther King, Mandela, la madre Teresa de Calcuta, el papa Francisco, y muchos otros que en una forma anónima están construyendo una nueva humanidad: una relación de respeto y armonía entre las personas y la naturaleza.

La práctica de la comunicación no violenta tiene alguna dificultad porque, como en muchos otros aspectos, no bastan las buenas intenciones y muchas veces los mejores deseos entran en conflicto con pautas limitantes inconscientes, mandatos manipulativos impuestos por personas autoritarias, falta de destrezas comunicacionales y conductas inmaduras involuntarias, que nos llevan a actuar como si estuviéramos presos por nosotros mismos. En varios artículos entregaré lo que considero las principales enseñanzas de Marshall B. Rosenberg para los diálogos que se están desarrollando en Ecuador y América Latina y el Caribe, y en el resto del mundo, donde se viven situaciones de extrema violencia y guerras.

La comunicación no violenta nos sirve a todos y en todo momento. Reduzcamos y evitemos conflictos y alcancemos soluciones pacíficas; más todavía, si nos comprometemos, en su mayoría, son fáciles de resolver. Se le ha puesto mucha esperanza. Aprendamos y pongamos en práctica antes de que los conflictos se hagan demasiado grandes. Ganemos todos. (O)

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