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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Complot para truncar la democracia

01 de agosto de 2015

Los alineados en la Revolución Ciudadana, al considerar a la oposición como peligrosa, no implica miedo, sino, debido a la encendida maldad, su obligación de mantenerse en alerta y decididos para enfrentar y frenar los desvíos de políticos fracasados y de ciertos grupos engañados y confundidos con limosnas y falsas promesas. Recordemos el pensamiento de Francis Bacon: “El malo, cuando se finge bueno, es pésimo”. El fantasma del comunismo ya dejó de recorrer el mundo, pertenece al pasado; hoy es una realidad como doctrina política, que propugna cambios radicales en el quehacer de la existencia. El pueblo postergado y los trabajadores en su mayoría han comprendido que la lucha por un mundo mejor es un imperativo y sin miedo, porque entienden que nada tienen que perder, en tanto un mundo por ganar.

Es cierto que el régimen de Alianza PAIS se arma, se fortalece, revisa sus cuadros y organiza movilizaciones para defender el Buen Vivir y desbaratar los intentos golpistas y el pretendido retorno a la era del saqueo de la riqueza nacional. Es que ya no volverá el antiguo país, de los grandes males, de la injusticia social y de la marginación de los pobres de la patria.

Se deduce algún pacto oculto entre los contrarios activistas y ciertos medios privados, para la preparación del terreno, previo asalto y toma del poder estatal. Por allí suenan los débiles cañonazos sin dirección, el llanto de la misión imposible y otro que lanza injurias al disimulo. Cada día en los medios privados de oposición destacan el llamado a gritos de sus columnistas a intensificar las marchas de protestas, obedientes a la proclama de la oligarquía de que ha declarado la guerra contra el gobierno de la Revolución Ciudadana. Es clamor general enfrentar y derrotar a la violencia y el sabotaje, justo cuando el país transita triunfante por otro tramo hacia la construcción de la nueva patria de paz, solidaridad, justicia social, y sin explotados.

Ha sido preocupación del Gobierno, comprometido con el rescate de los valores, enderezar la administración del Estado en todos los sectores vinculados con el servicio público. Es que la conducta del profesional y del ciudadano es el reflejo de lo que es el país y es tarea de todos contribuir para lograr un cambio de actitud de los ecuatorianos. El presidente Rafael Correa insiste en el diálogo, con quienes así deseen hacerlo, pero los “violentos desestabilizadores” serán derrotados nuevamente en las urnas en 2017.

Los ‘contreras’, como pretexto, impugnan la Ley de Herencia, mientras ocultan bienes en fundaciones; reclaman libertad para hablar y escribir, en tanto, constantemente ofenden al Primer Mandatario y publican lo que les da la gana; denuncian persecuciones, si todos, libremente, participan en protestas callejeras. En el fondo, los golpistas rabiosos, atrincherados en la prensa ‘independiente’, reconocen el liderazgo de Correa y, como carecen de candidato presidencial solvente, arman el complot para pretender truncar la vida democrática en Ecuador.

El truhán del periodismo y la política cae en el desprecio ciudadano; el altivo es el que dice la verdad. (O)

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