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Nancy Bravo de Ramsey

¿Cómo anda la televisión ecuatoriana?

27 de mayo de 2014

Hace ya 54 años que la televisión forma parte de la vida de los ecuatorianos. Fue en 1960 cuando se proyectaron las primeras imágenes en la pantalla chica, emitidas desde el quinto piso de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas. A partir de entonces, la televisión empezó a formar parte de la red de comunicación del país, conformada -además- por la prensa escrita y por la radio. Pero para nadie es desconocido que la ‘tele’ es el medio indispensable para muchos, tanto por su inmediatez -que le permite transmitir al instante los sucesos del día locales y mundiales-, como por el encanto único que ella tiene de juntar en uno solo sus dos elementos básicos: el audio y la imagen.

Sabemos que es de rigor el otorgar los méritos debidos a los pioneros de la pantalla chica nacional, la manabita Linda Zambrano de Rosenbaum y su cónyuge, el alemán Michael Rosenbaum Nebel, quienes después de su luna de miel en Europa regresaron a Guayaquil, trayendo los equipos necesarios para establecer un canal de televisión. Luego de lograr un convenio con la Casa de la Cultura, obtuvieron el permiso del Estado para operar en nuestra ciudad con el nombre de Canal 4 de Televisión, el que más tarde se convirtió en la Red TeleSistema (RTS), después de que el matrimonio Rosenbaum-Zambrano lo vendió en atención a sus dificultades económicas.

Más de veinte canales se encuentran activos en Ecuador y en permanente crecimiento. ¿Pero acaso la televisión nacional está cumpliendo con lo que debe ser el propósito de los medios de comunicación, de informar, educar y recrear? ¿Es posible afirmar que la TV del país conserva y tiene como práctica diaria la de un servicio positivo a las necesidades de nuestra población? Creemos que no en todos los casos, pues los televidentes ecuatorianos, durante largos años, hemos  sufrido una permanente falta de respeto por parte de la pantalla chica que, metida en nuestros hogares, sin observar los horarios que la ley establece para emitir programas para todo público -entre las 06:00 y las 21:00-, desconoce las normas nacionales y transmite escenas de violencia, sexo, vocabulario sórdido, insultos procaces cargados de vulgaridad, racismo y discrimen abierto y público, lo que no es conveniente para los niños.

Hace muy pocos días, y buscando detalles relacionados con la televisión ecuatoriana, sintonicé uno de los canales guayaquileños, dentro del horario que debería ser apto para todo público. Pero allí encontré todo lo contrario. Vean ustedes: mientras por un lado del set se encontraba una atractiva joven negra, en el otro se hallaban tres guapas chicas que, por un asunto sin importancia, pues al parecer ella quería participar en un concurso de ‘diva’ -¡Por favor!, con cuánta ligereza los periodistas de farándula, y en especial de televisión, utilizan ciertos términos, como ‘diva’ o ‘famosos’, sin razón alguna-, la insultaban de la manera más despiadada, ofensiva y cruel, cayendo incluso en la chifladura, al decirle, entre otras cosas, que su ropa era de gente pobre que la compraba en la Bahía, que ellas sí podían hacerse la cirugía plástica mientras que la joven morena no podía, puesto que no tenía recursos, aconsejándole -además- a que se viera en un espejo para que comprendiera que ella, por ser negra y muy poco atractiva –lo que no es cierto-, jamás podría ser elegida como la ‘diva’ en el evento en cuestión. Estaban cometiendo un delito señalado en el Código Orgánico Integral Penal en sus artículos 176, Delito de discriminación y 177, Delito de odio, sancionados con penas privativas de libertad de uno a tres años en ambos casos.

¿Así se hace televisión aquí en nuestro país, discriminando y manifestando odio a una invitada, y permitiéndolo por  parte de los conductores? ¡Injustificable!

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