Sabido es que el proyecto liberador de Alianza PAIS, nacido en enero de 2007, fue resultado del batallar económico-social de un pueblo contra el proceso globalizador neoliberal.
Era incomprensible por qué Ecuador, siendo tan rico en recursos naturales, vivía una época de tanta penuria. La dirigencia política de ese entonces fue incapaz de patrocinar un gobierno que irrumpiera contra el neoliberalismo y avanzara en su propio camino. Por el contrario, cada día se incrementaba la precarización de las condiciones de vida y se auspiciaba la implantación de una ‘democracia neoliberal’, que debía funcionar bajo los parámetros de la economía abierta.
Alianza PAIS, organización que constituye la principal fuerza política nacional, se propuso liquidar el modelo neoliberal y crear condiciones propicias para un nuevo modelo de convivencia, cuyo objetivo sea el Socialismo del Buen Vivir.
En ese sentido, nadie puede negar los grandes avances realizados para mejorar las condiciones de vida de las mayorías, la defensa de nuestros intereses soberanos, las universidades científicas-tecnológicas y de las artes, los proyectos que favorecen al cambio de la matriz productiva.
El sectario se aparta de la realidad y se convierte en un ser humano al margen de la vida, lo que hace mucho daño a las fuerzas progresistas.Pero todavía no existe un mayor interés por la formación espiritual del hombre y la mujer del futuro: honestos, más solidarios, más humanos, más motivados por la defensa de la paz social. Tarea difícil y compleja que exige generar una dinámica que conlleve, necesariamente, al enriquecimiento de su individualidad, lo cual exige un mayor esfuerzo colectivo: el fortalecimiento de la unidad de las fuerzas progresistas.
Mas, por experiencia sabemos que la política de unidad en nuestro país ha tropezado con muchos obstáculos, entre ellos el sectarismo.
Sectarios son aquellos militantes que se sienten muy izquierdistas, más revolucionarios. Con posturas dogmáticas, no admiten la discusión de los diversos problemas de la vida política. Lo que conduce, lógicamente, al debilitamiento del partido o movimiento político.
El sectario se aparta de la realidad y se convierte en un ser humano al margen de la vida. Actitud que hace mucho daño a las fuerzas progresistas, al no aprovechar las condiciones políticas existentes.
Urge construir la unidad democrática. Mas esta no será posible, insistimos, si no se combate el sectarismo.
El sectarismo constituye un peligro en la actual etapa de desarrollo que vive nuestro país. La falta de un frente único favorece a las fuerzas reaccionarias. Alianza PAIS ha sido sectaria.
De ahí que combatir el sectarismo, dentro y fuera de ella, es contribuir a impulsar el cambio social.